Capítulo 11

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Sirius despertó muy adolorido a la mañana siguiente, no tenía la menor idea de en qué momento había perdido la conciencia ni como había podido llegar a su cama, debía agradecerle a Keacher pues eso debía de ser obra suya.

Con cuidado se paró de la cama y se dirigió a pasos lentos al espejo de tenía en su recamara, la imagen que aprecio en el reflejo lo dejó en shock, no solo tenía la espalda con múltiples heridas, sino que esta vez su "madre" le dejó el pecho marcado con una gran cicatriz que se extendía dese su clavícula izquierda a su cadera pero del lado derecho, prácticamente tenía todo en pecho recorrido por una marca que era muy probable que nunca se fuera.

Se quitó con bastante trabajo los pantalones y vio que la herida de su muslo ya no lucia tan mal con en días pasados pero todavía sentía bastante dolor, sin perder más tiempo se vistió únicamente con un pantalón y una camisa, el día de hoy no le daban ganas de usar una de esas horribles e incomodas túnicas que los sangre pura usaban.

Bajo las escaleras demasiado despacio apenas y sus piernas podían sostener su propio peso, una vez llego al suelo se dirigió al comedor no quería que su hermano y padre se preocuparan ya que el jamás se había despertado tan tarde, apenas dio un paso dentro del comedor y sintió como todo el aire abandonaba sus pulmones.

Apenas pudo mantenerse de pie y evitar soltar un quejido, bajo su vista para ver qué fue lo que lo golpeo y entonces pudo ver un par de ojos idénticos a los suyos, sonrió Regulus sí que cambio en estos meses, tenía el pelo más largo y este formaba rizos perfectos que descendían hasta llegar por debajo de los hombros estaba seguro que si lo peinaba su cabello llegaría hasta media espalda.

El rostro del menor reflejaba una felicidad absoluta, al ver que el pequeño no tenía intenciones de soltarlo lo envolvió en un abrazo y con mucho esfuerzo lo cargo en sus brazos para dirigirse a la mesa y poder conversar mientras desayunaban.

- Siri, no sabes cuánto te extrañe... fue una tortura estar sin ti- Regg hizo un puchero que adornaba su carita – esta casa es completamente aburrida.-

- Hola Regg yo igual te extrañe pequeño- dejo a su hermanito en su lugar- ¿solo te quedaste en casa o hiciste algo más? – pregunto mientras tomaba asiento.

- Bueno... ahh.. papá me llevo con él a Rumania donde conocí a dragones- dijo emocionado – son enormes ahhh y también fui a la mansión de los Nott a jugar con Bill – cierto Regg adoraba pasar las tardes jugando con aquel cachorrito.

- Ohh wow eso suena muy divertido, veo que te las arreglas muy bien sin mí – dijo dramáticamente – me dueles Regg yo pensé que te dolería más mi partida

- Sirius deja el drama, Regulus se la paso llorando la primera semana que no estabas en casa realmente me costó mucho que aceptara salir, por favor no hagas que se sienta mal – dijo su padre ingresando al comedor.

Aquellas palabras sí que parecieron afectar al joven heredero, ya sabía que él y su hermano eran bastante cercanos pero el hecho de que el pequeño haya pasado toda una semana tan triste llorando por su culpa hizo que el mayor se sintiera despreciable.

Sabía que no podía culparse pues realmente no fue él quien tomo la decisión de irse, pero le dolía imaginarse a Regg en ese estado, aquellas palabras solo lograron que Sirius dejara de hablar en el desayuno, pues no deseaba incomodar a sus padres o hacer algún comentario que lastimara a su hermano.

Cuando Walburga apareció por el umbral el mayor de los hermanos dejo de lado cualquier actitud inapropiada y empezó a actuar de la forma que sabría que no le causaría problemas, al terminar su desayuno se retiró con la excusa de acomodar algunos libros que trajo y revisar unos pendientes de la escuela.

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⏰ Última actualización: Mar 05, 2023 ⏰

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