No supo que fue lo que pasó entre Layla y Wakasa después de la noche en que la dejó fuera del edificio en el cual estaba el departamento que ambos compartían, pero después de aquella invitación al karaoke cerca de la tienda que recibió por parte de la pareja, supo que no era nada bueno para él. Si había sido invitado por ambos era porque, sin duda, las cosas entre ellos se habían resuelto, muy a su pesar. Le alegraba la felicidad de su amigo, pero no pudo evitar sentir una punzada en el pecho cuando vio a la chica que por un momento creyó suya llegar de la mano del peliblanco, que ese día parecía verlo con un recelo que jamás había visto ni en sus peores peleas.
Entraron en grupo; él, Benkei, Takeomi y unas chicas a las que no conocía de ningún lado, además de Layla y Wakasa, claramente. Tomaron asiento en una de esas mesas estilo gabinete, las luces neón en tonos amoratados y rojizos abundaban en el lugar, pero aquello no era un inconveniente para seguir apreciando las facciones la castaña de pelo rizado que, por mera coincidencia había terminado sentándose frente a él. No estaba seguro de si eran sus ilusiones o la realidad jugaba en contra suya, pero cada vez que la miraba, notaba cierto rubor apareciendo en las mejillas de la muchacha, además de una sonrisita bobalicona como las que estaba seguro de que se situaban en su rostro cada vez que la tenía cerca.
El alcohol no tardó en llegar, y el primero con la boca ardiente a causa de la bebida que terminó subiéndose a la tarima y buscando canciones en el catálogo fue Takeomi, quien siempre terminaba eligiendo canciones que hablaban sobre desamor. Para ese punto de la noche sus ojos se habían entrecerrado y más que cantar, aullaba y arrastraba las palabras. Era cómico, sin duda alguna.
— Tú serás la cinderella en el cuento que da pena — hipeó a media frase causando que se retrasara en la lírica — y aunque yo no sea un príncipe azuuuuuul,
Todo el mundo estaba muriendo de risas mientras Takeomi aullaba al micrófono, sin embargo, alcanzó a percatarse de una cabizbaja Layla. Conociendo su situación y relacionándola con la letra, fue rápido para darse cuenta de que sucedía. Aprovechando que Wakasa había partido al baño, decidió hablarle sobre el tema.
— ¿Qué te pasa?
— Nada, Shin — volvió a sonreír, ruborizándose — solo no es mi canción favorita
— Las cosas entre ustedes... ¿están mejor? — sin duda el alcohol le daba las fuerzas necesarias para hacer preguntas tan directas como esa
Verla asentir sin duda terminó por romperle el corazón esa noche. Tomó su propio tarro y terminó de golpe el contenido de este, haciendo que su cabeza se mareara por sobremanera. Su vista se nubló de un momento a otro y solo alcanzó a distinguir a Benkei y a una de las chicas que seguramente eran sus citas corriendo a ese pequeño escenario, casi bajando a Takeomi de un empujón mientras se disponían a cantar.
— Me prometió que cambiaría, que esta vez las cosas serían distintas...
— ¿Y tú de verdad le crees?
— Sí, bueno, lo intento... son cuatro años, Shin, no es algo que pueda dejar tan fácilmen...
— Ya, lo sé... — soltó en tono golpeado. Layla pareció incomodarse, removiéndose en su propio asiento —... perdón, no tengo derecho a hablarte de esa forma
— No, no, está bien — sacudió la cabeza haciendo que sus risos se movieran — Shin...
— Pero tendré paciencia porque él no es competencia. Por eso no hay motivos para yo respetarlo
— No, no es amor. Lo que tú sientes se llama obsesión...
— ¿Sí?
— Aún hay algo...
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𝙔𝙤𝙪𝙧𝙨, 𝙩𝙧𝙪𝙡𝙮 • 𝙎𝙝𝙞𝙣𝙞𝙘𝙝𝙞𝙧𝙤 𝙎𝙖𝙣𝙤
Fanfiction📍💿 𝘱𝘭𝘢𝘺𝘭𝘪𝘴𝘵: https://spoti.fi/3nMjBF2 Para Layla Fujiwara era bastante absurdo seguir negando lo obvio: después de cuatro años siendo la novia del codiciado Wakasa Imaushi, su corazón había abandonado las manos del susodicho y ahora le pe...