Kiyose, cinco años atrás.
— ¿Podrías apresurarte, Azami?
— Estoy yendo lo más rápido que puedo, Layla, no me fastidies. Caminar con estas cosas es un infierno.
— Exageras — dijo la castaña dando un saltito — es pan comido, solo necesitas dejar de ser un topo metido en su madriguera y salir conmigo más a menudo
El par de chicas se dirigía a la que era el bar favorito de la ciudad de Layla. No era ninguna ocasión especial, ni había nada que celebrar a excepción que Azami finalmente le había dado una oportunidad a la vida nocturna de aquella ciudad tan tranquila, por primera vez desde que había comenzado la universidad, la muchacha había sacado la cabeza de sus libros para poder divertirse un poco, cosa que su amiga agradecía profundamente, al no haber tenido la oportunidad de hacer estudios universitarios, al menos ganar su propio dinero en trabajando le daba la oportunidad de divertirse, sobre todo después de molestarse con sus padres, quienes seguían negándose a aceptar un centavo suyo para la manutención de la casa.
Azami dormiría en su casa para así no tener que volver a la residencia estudiantil en donde estaba quedándose, había arreglado todo para que las cosas fuesen a la perfección, su hermana menor, con quien compartía habitación, se había ido más por la fuerza que por decisión propia a una pijamada en casa de la vecina de al lado, así Azami tendría una cama propia en caso de beber de más.
Una vez estuvieron a unos cuantos locales del bar notaron algo peculiar: un montón de motocicletas aparcadas fuera de este. Arqueó una ceja mientras el repiquetear de los tacones de ambas avanzaba a paso veloz, en todo el tiempo que tenía visitando dicho lugar jamás se había encontrado algo similar. Rogó porque eso no asustara a su amiga y decidió no mencionarle nada.
Avanzaron hacia la puerta, y una vez ahí, notó que, recargados en dos de los vehículos, había un par de muchachos. A primera vista parecían ser como el ying y el yang, y al menos ella no pudo evitar llevar la mirada a uno de ellos en especial: lucía como un ángel, ojos violáceos, cabello blanquecino y piel pálida, con una sonrisa de medio lado que exhalaba humo de entre los labios rosados. Mirarlo había surtido una especie de efecto, porque tras unos segundos atontada por su apariencia, notó como sus ojos se fijaban en ella, examinándola de arriba hacia abajo para finalmente dedicarle una sonrisa.
Sacudió la cabeza, y siendo apresurada por Azami, ambas entraron al lugar, sentándose en una mesa para dos. Pidieron un par de cervezas que no tardaron mucho en llegar.
— El tipo de fuera te estaba comiendo con la mirada
— No digas boberías, yo fui quien se lo estaba comiendo — dijo algo avergonzada — es muy guapo
— No lo sé... me gustó más su amigo, el de pelo oscuro
— ¿Ah sí? No lo noté demasiado
— Bueno, ellos son dos y nosotras dos... ¿y si no llegamos a dormir a tu casa esta noche, Layla?
— ¡No digas estupideces! — bebió un trago intentando bajarse el repentino calor que la había invadido — no me gustan esas cosas
— Es porque nunca las has hecho.
— Ya, déjame en paz
...
Estaba de vuelta en el apartamento, sin poder evitar que los recuerdos le llegaran como rayos a la memoria, sin duda no se arrepentía de nada de lo que había sucedido esa noche. Aun con todo lo que había sucedido de por medio entre tal momento y el presente, al menos ese encontronazo en el bar era lo que ahora le permitía contemplar al muchacho de cabello azabache en la cocina, sirviendo algo de té en dos vasos distintos.
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𝙔𝙤𝙪𝙧𝙨, 𝙩𝙧𝙪𝙡𝙮 • 𝙎𝙝𝙞𝙣𝙞𝙘𝙝𝙞𝙧𝙤 𝙎𝙖𝙣𝙤
Fanfiction📍💿 𝘱𝘭𝘢𝘺𝘭𝘪𝘴𝘵: https://spoti.fi/3nMjBF2 Para Layla Fujiwara era bastante absurdo seguir negando lo obvio: después de cuatro años siendo la novia del codiciado Wakasa Imaushi, su corazón había abandonado las manos del susodicho y ahora le pe...