Lo que nunca dijo
La no existencia es algo que la mente no puede concebir, algo que simplemente pasa y ya. Nadie ha regresado de la muerte y puede mostrar de manera tangible lo que sucedió en ese momento, no hay palabras para explicar lo que es ya no sentir, ya no pensar, que ya nada importe y que la conciencia se esfume.
Algunos asegurarán que vieron el cielo, otros solo dirán lo aterrador que fue cuando no hubo más que oscuridad; incluso hay quienes afirman que fueron capaces de ver todo el universo en un instante, formando parte de algo más grande y magestuoso y llegando al punto donde todo converge y todo nace y muere. ¿A quién creerle?
Lance sabía que la muerte era aterradora, así que cuando Bob cumplió su deseo abrazó el concepto que tanto temor causa y se dejó llevar. Para él se había sentido como sumergirse al mar, fue tranquilizador y confortante. Simplemente, todo dejó de importar. El mar lo abrazó, lamió su piel y lo dejó flotando y flotando hasta que la oscuridad se lo tragó, e incluso en ese momento no importó y lo abrazó. El ahogo no existió, el miedo a ser cazado por algún depredador tampoco, él estaba solo en este mar y ya nada le haría daño.
Nada.
Preguntarse cuando comenzó este malestar es confuso e inverosímil, teniendo en cuenta que es demasiado tarde. Sin embargo, si hubo un inicio en su descenso drástico, un punto de ruptura donde dejó realmente de ser alguien importante y, por el contrario, se volvió la séptima rueda del grupo. Alguien reemplazable, el bobo, un diminuto cero a la izquierda.
Y es que si, antes ya tenía inseguridades; todos en el castillo pudieron ver lo patético que era en cada error que cometió, simple y sencillamente no pudo ocultar que no era el más inteligente en la habitación. Pero cuando realmente le hicieron a un lado, cuando su vida se fue en picada y todos decidieron que había cosas más importantes que sus estupideces fue cuando Shiro regresó.
No lo malinterpreten, Lance ama a Shiro. Su líder, ídolo y padre espacial había vuelto y Lance estaba completamente feliz, especialmente porque su amigo, Keith, por fin descansaría y estaría en paz consigo mismo. Pero en el fondo todos somos egoístas, nos encelamos por cosas absurdas y pensamos que no es justo que nos quiten nuestro lugar cuando el otro no estuvo por tanto tiempo. Lance estaba molesto porque Keith le prestara atención a su hermano mientras este se recuperaba en una cápsula; molesto porque la dinámica de equipo que tanto costó adaptar se vería nuevamente modificada y... sobraba alguien.
Lance sintió que su mundo se derrumbaba, especialmente cuando empezó a pensar en descartar a alguien. Keith era impulsivo y no había sido el mejor líder, pero siempre fue feroz y leal, sabía pelear y había manejado con relativa rapidez al león negro, incluso el león rojo que era dificil de domar —Lance lo sabía mejor que nadie — había aceptado muy rápido a Keith. Shiro, por su parte, era mayor que todos, había sobrevivido a los Galra en la arena, su brazo les abrió muchas puertas y su manera de dirigir y crear estrategias era impecable, todos lo querían demasiado y siempre sería el símbolo de Voltron y la creciente coalición. Allura era la princesa, ella tenía más derecho que nadie de ser paladín, su padre hizo a Voltron; ella era la mujer más valiente que jamas haya conocido, blue la quería como paladín, de eso no había duda; había dado un gran progreso con ella.
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Si él no existiera
FanfictionUna historia que muestra las consecuencias de un deseo mal hecho y una eternidad sin el chico de ojos azules. ¿Qué hubiera sido de Voltron sin Lance? Un personaje que se consideró insignificante era en realidad la clave para salvarlos, y Keith lo...