Narnia: La incredulidad de la hermana mayor

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N/A Como dije anteriormente estas son sólo unas cuantas escenas dispersas... Aunque no descarto algún día convertirlo en una "novela" independiente.

Amy y Meg miraban a Jo y Laurie con una mezcla de incredulidad y preocupación... Ambos aseguraban que dentro de ese armario había un país llamado Narnia, donde un castor parlante les había aseverado que no eran "los hijos de Adán y de Eva que la profecía mencionaba"

-¡Jo! ¡Por favor! Deja tus bromas para otra ocasión -dijo Meg

-¡Laurie! Siempre creí que tu eras el más sensato de este par -dijo Amy

-No es ninguna broma y no estamos mintiendo -dijo Jo

-¿Entonces qué? ¿Quieres que les creamos? Eso es imposible y lo sabes, Jo -dijo nuevamente Meg

-Es verdad -habló está vez Laurie-. Te puedo jurar que estuvimos en ese lugar... Por horas.

-¿Horas?

-Amy se despertó y me avisó a la hora que saliste del cuarto, no tiene lógica.

-Bien, Meg. Si quieres créeme, y si no, no -dijo Jo fastidiada y molesta porque su hermana no le creyera

-Vamos de regreso a la habitación, Amy -ordenó Meg

-Pero...

-A dormir -dijo seria, y Amy comenzó a caminar por el pasillo de regreso a la habitación-. También tú, Jo -dijo antes de darse la vuelta

Jo miró a Laurie con los ojos un poco llorosos, luego comenzó a caminar siguiendo a Meg.

-No vayas a llorar, Jo -dijo Laurie tomándola del brazo

-No estoy loca, Laurie -dijo en respuesta

-Lo sé, estuvimos ahí

-¿Crees que se lo contará a Marmee?

-No lo sé... Pero si se lo llega a contar, yo te apoyaría. ¿Qué es lo peor que podría pasar?

-¿Que nos mandaran a un hospital psiquiátrico a los dos en medio de una guerra?

-No sería tan malo si pudiera verte a diario

Jo sonrió sin mostrar los dientes, pero sus ojos seguían tristes.

-Anímate, Jo. Mañana será otro día

Jo asintió y se dió la vuelta para comenzar a caminar por el pasillo.

-Eh, Jo -dijo Laurie para llamar su atención.

-¿Si?

-Me sentí ofendido por el hecho que el castor parlante me dijo que no soy "el hijo de Adán" que Narnia necesita.

Jo sonrió, en verdad esta vez.

-Cállate, loco.

Laurie rió y después de eso ambos regresaron a sus habitaciones.

...

Jo caminó lento por el pasillo hacia su habitación, pero antes de eso escuchó un sonido en la biblioteca, y decidió ir a averiguar quien estaba ahí. ¿Qué podía salir mal? ¿Un ladrón? Ya había hablado con unos árboles y un par de castores parlantes esa noche. Que más daba.

Jo abrió la puerta sigilosa, pero para su alivió era sólo la tía Polly, quien volteó a verla gracias a un leve rechinido que había hecho la puerta.

-Puedes pasar, querida -dijo ella mientras sostenía una lámpara en su mano y pasaba los dedos por los libros, seguramente buscando un tomo en específico.

Jo & Laurie: One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora