«Porque cuando Volkov creyó que ya no habría más, la esperanza volvió a su vida, llevándose todas las grises nubes para traer de regreso al sol...»
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15 meses pasan en un abrir y cerrar de ojos, pero para él ex comisario es como si él tiempo se hubiese ralentizado, volviéndolo incluso insoportable.
Y Víktor sabe, aquello se debe a la falta de algo en su vida... de alguien.
Por eso esta tarde, cuando sus subordinados le informan de la extraña actitud de un repartidor, le es imposible ignorar el acelerado latir de su corazón. Se siente estúpido, pero no puede evitar dejar que un pequeño rayo de esperanza se cuele a través de las grietas de su magullada alma.
"Parker Blake, moreno, ojos verdes y miel, por ahora solo visualizamos un tatuaje en el brazo derecho. Vino a entregar un paquete pero no contenía nada, le rastreamos y sabemos que está trabajando en el SAFD."
Existen miles de personas con sus mismas características, se recuerda a sí mismo. Pero contrario a sus intrusivos pensamientos, sale corriendo en cuanto Bossier le proporciona la dirección del nuevo recluta, quien realmente se llama Michael Hope.
Y Víktor lo supo cuando la ve a ella. Puede ver a Horacio en los ojos de su madre, y ni qué decir de su perspicaz actitud. Está realmente nervioso, después de más de un año sin ningún tipo de contacto no sabe qué reacción tendrá Horacio cuando le vuelva a ver.
La espera por la llegada del moreno le parece casi asfixiante, pero se dice a sí mismo que puede esperar sólo un poco más de lo que ya ha hecho, y francamente la compañía de Charlotte, quien le ha recibido con los brazos abiertos -porque si es amigo de su hijo, entonces es bienvenido a su hogar-, le resulta agradable porque eso conlleva conocer un lado más de la vida Horacio. Y si Víktor se es sincero, desea conocer todo del menor.
Una parte de él -la más oscura e insegura- se encarga de recordarle que quien tomó la decisión de alejarse fue Horacio, sacándole de su vida por voluntad propia, en busca de un nuevo futuro, distinto al que alguna vez se prometieron.
Mas su lado sentimental, ese que Horacio se había encargado de desenterrar desde lo más profundo de su ser, solo desea estrechar al moreno entre sus brazos, para no volverle a soltar nunca más.
«Se egoísta por una vez en tu vida, Víktor»
Absorto en sus pensamientos, Volkov apenas nota el sonido de la puerta al abrirse, para luego ver al dueño de estos materializarse frente a él y puede ver a Charlotte abandonar la sala sin decir nada, como si su instinto materno le hiciera saber que su hijo y aquel pálido hombre necesitan privacidad para hablar.
Horacio palidece, siente su alocado corazón reaccionar a la imponente presencia de quien consideraba -y sigue considerando- el amor de su vida y se contiene cuando un intenso deseo por correr a sus brazos cruza por su mente.
«Sigues teniendo el mismo efecto en mi»
Pero pronto ese sentimiento es reemplazado por uno que le sofoca el pecho y cierra su garganta. Miedo.
Miedo de enfrentarse a Viktor. Miedo a escucharle decir lo mucho que le odia por no cumplir su promesa. Miedo a volver a sentir y salir lastimado en el proceso.
-Que... ¿Qué cojones haces aquí, Volkov?- más que una pregunta, suena como un reclamo. Su instinto le incita a adoptar una actitud defensiva al momento.
