Lazos 🧬 ;; au Encanto

᎒ Tormentas ᎒

[días atrás]

El día se hizo presente, el clima no daba buena espina para nada, el pueblo era un caos y desesperados buscaban a los dos jóvenes.

El clima estaba terrible y sabían que sí trataban de calmar a Pepa sería peor, por lo cual optaron a evacuar al pueblo en caso de emergencias.

Llevando a todo el pueblo a un gran refugio que había sido construido tiempo atrás en caso de una emergencia como esta, dejando comida y suministros para la gente, mientras que un grupo de personas junto a los Madrigal ayudaban en la búsqueda de los mellizos.

"Mamá!?" gritaba el pequeño Antonio tras sentir miedo al ver el pueblo desierto.

"Antonio, papito! Ven acá, rápido!" le hablaba su madre no muy lejos de él.

Pepa lo cargó y lo llevó con Dolores para que ella se encargara de cuidarlo en el refugio.

"¡¡Camilo!!"

"¡¡Mirabel!!"

"¡¡Niños!!"

"¡¡Vuelvan por favor!!"

Esos gritos que se escuchaban en todo el pueblo y en los alrededores, huracanes fuertes todos los días desde que los mellizos no aparecían.

Bruno con Julieta y Luisa subieron las montañas del encanto, con la esperanza de que estuvieran por ahí.

Los había encontrado antes en ese lugar, y podrían estar ahí ¿Verdad?

No, no había ni un rastro de ellos en aquel lugar.

Mientras por otra parte Isabela, Agustín y Félix buscaban en el otro lado de los montes.

"¡¡Mirabel!! ¡¡Camilo!!" gritaba Isabela desesperada.

"Por favor... Que estén bien..." murmuraba Agustín bastante preocupado.

"Isabela! Agustín! Miren lo que encontré!!" gritaba Félix no muy lejos de ellos.

Ambos se acercaron al mayor y notaron lo que tenía en la mano.

Era la mariposa rosada de decoración del vestido de Mirabel, ¡Finalmente algo de ellos!

"Hay que avisar al resto!" gritó Isabela.

Los tres volvieron al pueblo, donde se encontraba el resto.

Pepa se encontraba en la casita, donde acababan de llegar Bruno, Julieta y Luisa. Quienes le daban apoyo emocional a Pepa, pues no paraba de llorar desesperada.

Cada que los trillizos pasaban o veían la puerta de el cuarto de cada uno de los mellizos se ponían basntabte tristes y ansiosos, no tenían respuesta de absolutamente nadie ni rastros de nada.

Y la nota suicida que Mirabel había dejado era aún más preocupante.

"¿¡Y si un animal salvaje les hizo daño!? ¿¡¡Y si salieron del encanto y alguien los rapto!!? ¿¡¡¡Y si Mirabel se ha ido para siempre y Camilo por la tristeza hizo lo mismo!!!?" Cada que Pepa pensaba más en el tema se ponía más nerviosa y los huracanes se volvían más fuertes.

"Tía Pepa, no se preocupe tanto! Estoy segura de que pronto estarán aquí de nuevo!" hablaba Luisa, quién trataba de ocultar que se sentía igual que Pepa.

Bruno volvía a leer la carta de Mirabel todo el tiempo y volvía a sentirse terriblemente mal.

Julieta toda su vida había sentido la obligación de hacer sentir mejor a los demás, por lo cual trataba de calmar a sus hermanos y familia. Aunque ella se sintiera mal también.