Capítulo 26

22 0 0
                                    

El reloj continuaba su curso y la cuenta regresiva había comenzado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El reloj continuaba su curso y la cuenta regresiva había comenzado.

—Evan... — Esme estaba parada en la puerta del baño viendo como su esposo se afeitaba.

—¿Qué pasa?

—Lo siento — Susurró — Desde la última pelea que tuvimos no hemos vuelto a hablar del tema.

—No hay nada de que hablar.

—Si lo hay, estoy tratando de entender tú comportamiento.

—No soy un animal.

—Quiero que sepas una cosa —En los ojos de Esme se notaba el cansancio —Yo no te engañé, jamás lo haría. Te juré mi vida hace años y no haré nada para dañarte.

—Lo sé — Finalmente volteó — Pero aunque te amo, a veces no es suficiente. Este matrimonio ya estaba debilitado.

— Eso es mentira, todo cambió cuando... — Su cabeza empezó a atar cabos, ella lo sabía en el fondo. Todo cambió cuando Celine Dummont llegó a la mansión.

—¿Cuando qué?

Ella no respondía — N-no, nada.

—Debo irme al trabajo. Adiós —Pasó a lado de ella sin más.
Es difícil aceptar algo que sabes que acabará contigo. Muchas veces el cerebro humano es tan poderoso que también nos protege de cosas, aunque esas cosas sean la verdad.

Evan salió de la mansión dirigiéndose a la cochera. Todo el camino su mente fue un caos, todo su mundo era Esme y Celine, todos sus pensamientos iban dirigidos a ellas.

—Hola — Dijo Celine y él se paró en seco. Al parecer acababa de hacer ejercicio, pues llevaba un top y mallas, y tenía una ligera capa de sudor.

—Hola — Dijo muy cortante abriendo su auto para meter su portafolio.

—Sales muy temprano, tenía unos días que no te veía.

—Estoy muy ocupado últimamente — No quería quedarse allí con ella — Mejor sigue haciendo lo que sea que estabas haciendo.

—No huyas de mi — Se acercó un poco más — No tengas miedo de que este contigo... a solas.

—Celine... — Advirtió.

—Se supone que deberías de estar tranquilo, ya no estamos juntos

—Nunca estuvimos juntos.

—No, pero ya no hemos tenido noches donde grito tu nombre o donde observó tu cara de placer pidiendo más.

—Y ya no habrá más. Déjame.

—Pero al parecer, de todas maneras tu matrimonio esta destinado al fracaso.

—No digas tonterías.

—Lo siento, yo no tenía nada que perder, pero al parecer tu si tenías miedo, porque sabes que dependes de los Rosén.

—Celine, ya no finjas, sabías que acabarías mal y perderías todo.

—Solo te perdí a ti — Esa confesión cambio su cara. ¿Había escuchado bien? — Evan... he hecho mucho por ti y te extraño. Admite que me amas y me extrañas — Se acercaba cada vez más, sabía que no sé resistiría ante ella.

—Por favor — Dijo tratando de alejarla.

—No puedes admitir que estas loco, que solo yo cumplo tus fantasías... que me amas, solo dí que me amas.

Evan la miró y vaya que tenía razón Celine, no pudo resistirse y comenzó a besarla. La levantó y ella enrollo sus piernas alrededor de él. Había ganado, Evan Había vuelto a caer —Tienes razón, si extraño esas noches — Confesó — Y siguió besándola.

—Espera, si quieres seguir con esto deberás de dejar a Esme — Dijo separándose um poco — Te extrañé. Tú eres mío. Sabes lo que debes hacer.

—No puedo.

—Si puedes.

Estaría contigo sí no fuera por Esme — Dijo cegado por el deseo.

—Entonces dejamelo a mi — Se bajó de él y le dió un corto beso — Yo haré todo — Sonrió triunfante y salió corriendo.

Evan trataba de controlar su respiración mientras la frustración de su indecisión comenzaba a atormentarlo. Dió un pequeño golpe al carro gritando — ¡Déjame en paz! Vete Celine — Evan se sentía perdido, completamente arrodillado ante Esme y Celine — Sal de mí... vete.

En el momento en que Celine entró a la mansión vió a Catalina y decidió acercarse a ella — Señora.

—Oh, Celine ¿Qué pasa?

—Está hecho, he convencido a Evan de dejar a Esme.

—¿Te lo dijo?

—Dijo que estaría conmigo sí no fuera por ella.

—Bien — Sonrió — Sólo falta sacarla de la familia y de la mansión.

—Yo misma me encargaré de eso.

—Sabía que podía confiar en tí querida — Dijo orgullosa — Serás una señora Rosén muy pronto y tendrás todo mi apoyo.

Celine de Rosén — Susurró —Se escucha como el de una reina.

—Como lo que eres.

Entre nosotros: Serás míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora