Capítulo 17

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Valentia estaba saliendo de un edificio y comenzó a caminar hacia su hotel

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Valentia estaba saliendo de un edificio y comenzó a caminar hacia su hotel. Este era su último día antes de volver a la rutina en la mansión Rosén. El frío golpeaba su cara y a su cabello.

Continuó caminando unos 5 minutos hasta que llegó al hotel— Buenas tardes —Dijo la recepcionista.

—Buen día, Necesito la tarjeta la habitación 235, porfavor.

—Claro que si —Se hizo a un lado y comenzó a buscar la tarjeta— Aquí tiene.

—Gracias —Tomó la tarjeta y antes de dar un paso...

—Musa —La voz de Alek se hizo presente dejándola completamente estática. Miles de mariposas aparecieron en ella. Ella en el fondo quería que la buscara, pero no específicamente allí. Volteó y lo miró sin entender.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes que estoy aquí?

—Tengo mis contactos y te recuerdo que estas bajo el servicio de los Rosén, por ende toda la información la tenemos.

—Yo no dije en dónde me hospedería.

—Eso ya fue por mi parte —Sonrió— ¿Podemos hablar?

—Tengo cosas que llevar a la habitación —Se iba a dar la vuelta pero Alek la tomó del brazo sin lastimarla— Sueltame.

—No lo haré.

—Si lo harás.

—No lo haré.

—¿A qué juegas Aleksei? —Se soltó y lo miró con desprecio— No entiendo qué quieres de mí.

—Eso precisamente —Susurró— A tí.

—Pues no. Regresando voy a renunciar y espero me dejes en paz —Salió del hotel y comenzó a caminar, pero él la seguía.

—Vamos Valentia, no puedes hacer eso.

—Alek ¿Qué haces aquí? Sí no me dices voy a gritar.

—Hazlo —La retó— Vamos, no te creo capaz.

—No me conoces —Sonrió— No sabes quien soy.

—Lo sé

—Si claro.

—Ya está oscureciendo, yo estaré en el hotel y sí regresas tendrás que escucharme —Comenzó a dar vueltas alrededor de ella— Pero puedes seguir y perderte. Ahora —Sus ojos se volvieron oscuros— No voy a perseguirte, es tu única oportunidad.

—Te odio.

—Yo a veces. La mayoría del tiempo.

—Muy gracioso —Suspiró y examinaba sus posibilidades. Irse y dormir en una banca para morir de hipotermia o quedarse a escucharlo— ¿Ahora sí me hablas? —Subió la mirada— Tienes 10 minutos.

—Uy uy, se supone que el jefe soy yo, pero lo aceptaré.

—Bien —Se dió la media vuelta e inconscientemente sonrió ligeramente. Entraron al hotel y Valentia entró a la habitación— Ey, ey —Lo empujó fuera— Aquí no entras —Alek sonrió y esperó. Ella entró para dejar esas cosas y salió.

Entre nosotros: Serás míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora