CAPITULO 8

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Las manos me temblaron y producto a eso el papel callo como pluma, mis ojos se aguaron al instante, no podía ser cierto, de todas las enfermedades habidas y por haber debía ser justamente la más fuerte y letal.

Me aferre a la idea de que no estaba tan avanzada la enfermedad y que todos se pudiese solucionar, la esperanza se esfumo cuando vi que la enfermedad abarcaba un 70%.

Bianca, esa hermosa niña, alegre, y quisquillosa a la cual le tengo un cariño excepcional sufría de cáncer, solo de pensarlo las lágrimas corrieron por mis mejillas, cáncer....la enfermedad sin cura, la enfermedad más fuerte y deprimente y le tocaba a una niña de tan solo cinco años.

Era demasiado, Diego estaba en el sillón con la cara entre sus mando y Tifani lo consolaba sobándole la espalda y diciéndole algunas cosas, estaba aturdida, me sujete de la encimera para no caerme, no soy dramática, pero esto me superaba mi corazón se arrugaba y mi cabeza daba vueltas.

Enserio quiero a esa niña, la quiero mucho y joder yo soy su hada, ella me ve como la que cumplirá sus deseos la que le saca sonrisas y la hace feliz, ella me lo confeso, me lo dijo, las dos veces que se durmió en mi pecho las sentía tan intimas, las retrate en mi mente, las veces que sonreía a costa de mí y las veces que la cargaba y pasaba sus manitas por mi cuello o cuando recostaba su mejilla en mi hombro y se pegaba a mi como garrapata.

La situación familiar de ella era tan parecida a la mía que apenas la vi la conexión fue muy potente.

Y ahora ella estaba enferma, a punto de pasar por quimioterapias constantes esperando que se recuperara.

Empecé a llorar como si estuviese lloriqueando la muerte de alguien demasiado importante para mí.

Tenía que buscar la manera de que ese tiempo en la que ella pasara por citas, hospitales, agujas fuera llevadero, que no se sintiera triste, debía hacerlo, tenía que hacerlo. Me prometí que en todo ese tiempo jamás la vería triste que estaría ahí para escucharla, para a abrazarla, lo haría por mí, por ella y por el cariño inmenso que le tenía.

Por otra parte su padre...en su mirada se notaba que amaba a su hija—que padre no—se notaba que su centro era su hija, su ancla, cuando lo vi en el hospital con la cabeza gacha y cuando discutió con la madre de la niña se vio el desespero en su voz, y ahora que se enterase de esto...estaría roto.

— ¿Que paso? —por primera vez después del silencio se escuchó una voz.

El ambiente estaba tan tenso, tan triste, que la misma cruela estaba en el suelo con las orejas gachas.

—Tiene cáncer. —Hable, volviendo a la realidad, sabiendo que todo esto es real y no una pesadilla—. Tiene cáncer, y ¡es solo una niña, tiene cáncer maldición! ¿Porque la vida tiene que ser así?

La voz se me quebró al hacer la pregunta, porque todo tiene que ser tan trágico, porque a las personas más angelicales las maldicen, ¿Por qué?

—Yo no puedo decirle esto a Justin, no puedo...no puedo darle la noticia de que su hija está muriéndose de un cáncer en el corazón y que lo mas probable es que no sobreviva porque está en un 70% —sollozo Diego negando exasperadamente— no puedo Tif, es mi primo, y esta vez no puedo ser el pediatra que le dice a un padre que está enfermo su hijo, no me da, y es necesario que él sepa, lo mejor es que empiece la quimio lo más pronto para empezar la guerra, pero yo no me veo capaz de hacerlo.

Me destroza, tenía que hacer algo y si Diego no podía yo iría.

—Yo voy, yo se lo diré. —tan solo mis palabras salieron de mis labios diego se paró y empezó a negar.

Un mar con letras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora