X: Ayuda

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En todo el mundo existen diferentes historias de dónde venimos, qué hacemos aquí o cuál es nuestro propósito. Muy pocas versiones congenian con otras.

Una gran parte de la población cree fielmente que nuestro origen fue dictado únicamente por Dios, quien según ellos gobierna en el cielo como en la tierra. Otorga castigos, también bendiciones pero... ¿Alguien realmente lo ha visto? También está el porcentaje que desacredita un origen espiritual y religioso, ellos se rigen por lo tangible, lo que se puede comprender y verificar, creen que la raza humana ha sido constatada mediante la evolución, traídos aquí o nacidos por una fuente más allá de nuestra imaginación.

Existen infinidad de teorías, más creencias, pero éstas dos son las más famosas dentro de un gran número. Ellas nunca estarán de acuerdo, siempre buscando tener la razón y desacreditar a la contraria.

La población religiosa cree con certeza en la existencia del alma siendo el centro del individuo, mientras que los partidarios de la ciencia aseguran que el ser humano está hecho de materia.

¿Qué es del cuerpo sin alma? Un cascarón vacío. Uno igual al otro.
¿Qué es del alma sin cuerpo? Un espíritu errante que no puede transmitir ningún aspecto de ella.

Éste es el caso que se presenta en ésta historia.

En muchas ocasiones incluso más de lo que uno pudiese imaginar; las almas poseen antigüedad. Viviendo una época tras otra, olvidando lo que vivieron al momento de nacer otra vez.

Las almas errantes son aquellas que no vuelven a nacer, quizás porque no ganaron el privilegio de una nueva vida, porque agotaron sus oportunidades o porque poseen algo pendiente que los mantiene atados a su yo del pasado. Algunas almas, por no decir la mayoría, no son capaces de distinguir cuándo comienza una vida y termina otra, se dejan llevar por la corriente pero nunca falta quiénes tomen el camino en contra.

Dicen que hay maneras de ver lo que ocurrió en una vida pasada, no es fácil pero tampoco imposible. Requiere gran fuerza de voluntad para ver lo ocurrido y no solo lo que nuestra imaginación elabora en un escenario onírico.

Jongseong estaba sentado al borde de su cama, recostado en el pecho de su hermano quién estaba el doble de asustado que él, luego de que Jongseong le contó cada uno de los sucesos. Jimin acarició el cabello de Jongseong dándole besos en la frente, justo como hacía cuándo eran niños para poder calmarlo.

Desde lo ocurrido en el hospital, Jongseong trató de encontrar una explicación a lo que experimentó mientras dormía. Después de leer varias teorías en la web, se inclinó más por aquella que hablaba sobre recuerdos de la vida pasada, tomaba más sentido al recordar las palabras que Jungwon de vez en cuando decía.

—Entonces... ¿Pudiste ver lo que pasó en tu vida pasada? —cuestionó el mayor, el asunto le daba cierta incertidumbre pero no dejaba de parecer muy interesante.

—Bueno... Empiezo a creer que sí —murmuró entre lágrimas, apretando el suéter de su mayor con algo de fuerza, se aferraba a él.

Odiaba sentirse débil pero si era su hermano el que lo veía en tal estado; no tenía que ser tan malo.

—Podría bien sólo haber sido un sueño pero joder, fue demasiado vívido para ser solo un sueño nada más y las cosas que él ha dicho... Parece mucha coincidencia —explicó aferrándose al cuerpo de su mayor. Mantuvo los ojos cerrados por unos minutos, intentando calmar los acelerados latidos de su corazón mientras su hermano mayor le acariciaba la espalda con sutileza.

—Tenemos que hacer algo al respecto, para descubrir si fue un sueño o realmente son recuerdos —dijo moviéndose un poco para ver el rostro de su hermano menor pero se sobresaltó cuándo Jongseong se apartó de él.

—¡No, no! ¡No te metas o él te hará daño! —vociferó con tal pánico que logró desequilibrar a su mayor por un momento. Los ojos de Jongseong estaban levemente rojos al igual que sus labios mordisqueados debido a la ansiedad que le recorría.

—Pero Jay, él quiere que recuerdes ¿Cómo podría enojarse porque deseo ayudarte a ello? —habló con tal convicción que Jongseong pareció considerarlo, pero volvió a negar con la cabeza enérgicamente.

La luz de la habitación perdió intensidad, dándole a la sala una apariencia lúgubre y marchita. Jongseong se aferró al cuerpo de su hermano. Jimin sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y una descarga de adrenalina se disparó haciendo que el corazón le latiera desbocado.

Escucharon un chirrido, al buscarlo con la mirada hallaron que provenía del espejo en la cómoda. Por primera vez, Jimin palideció de miedo al divisar la figura de un chico dentro de éste; su piel grisácea como la de un muerto, rastros de golpes y hematomas por la mayor parte del cuerpo visible, ojeras marcadas que más bien parecían golpes bajo sus ojos, labios marchitos y amoratados.

Apretó con fuerza al menor entre sus brazos quién también veía en la misma dirección. Nadie dijo una sola palabra, el silencio sepulcral solo era interrumpido por los dedos del chico en el espejo al escribir en el cristal empañado por el frío repentino e intenso en la habitación, provocando que los dedos de las manos se sintieran tan helados como si los hubiesen sumergido en agua gélida.

«Hazlo»

Fue lo que Jungwon escribió en el espejo, con trazos torpes y un tanto mal elaborados.

Jungwon desapareció y la luz regresó con tanta intensidad que ambos tuvieron que cerrar los ojos. La bombilla estalló y gritaron cuando manó chispas. Jimin lo apretó con tal presión que sus dedos quedarían marcados en los brazos de Jongseong.

—Maldición —murmuró el mayor de ambos con la respiración descontrolada, Jongseong no se movió de entre sus brazos. Solo estaba allí, inerte y viendo hacia la nada.

No podía dejar de preguntarse qué sería de su vida, aunque últimamente estaba considerando que Jungwon no era tan malo como parecía; en ocasiones como estas lo volvía a creer un ente relacionado con el demonio.

—Vamos, Jay —el mayor de los hermanos se puso de pie, llevando prácticamente a rastras al menor hacia la salida del departamento.

No había que ser un genio para aceptar que su hermano se implicó en un tipo de situación que iba más allá de su compresión y ni siquiera podía imaginar la gravedad de las cosas, pero las circunstancias indicaban con toda claridad que no se trataba de un caso típico donde el ente solo busca alimentarse de la fuerza vital de la víctima y adueñarse del alma. Existía más. No era su alma, eran los recuerdos almacenados. No lo veía solo como combustible para seguir con su parasitaria existencia; lo necesitaba para hallar la pieza faltante que lo ataba.

—¿A dónde vamos? —preguntó Jongseong, retomando la compostura.

—No lo sé, vayamos a una cafetería o algo así. Tenemos que buscar información sobre ello, pero es mejor que estemos fuera de aquí mientras lo hacemos.

Jongseong no objetó, solo caminó siendo guiado por su hermano mayor. Tenía sueño, creía que en cualquier momento se caería desmayado en medio de la calle por el cansancio que lo embargaba desde días atrás. Le tranquilizaba un poco la compañía de su hermano, sus amigos le habían creído un loco a excepción de Sunghoon y Seonwoo a quienes tenía ganas de ver pero... ¿De qué servía si los pondría en riesgo?

Sentía la misma responsabilidad para con su hermano pero por ahora, no creía poder seguir cuerdo sin nadie a su lado.

𝙀𝙇 𝘼𝙈𝘼𝙉𝙏𝙀 𝘿𝙀𝙇 𝘿𝙄𝘼𝘽𝙇𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora