Efectos Secundarios | Madeleine x Espresso

UNO

Espresso estaba aterrado.

La sola idea de atravesar el umbral y dar unos cuantos pasos en el jardín con las pantuflas de tercipelo marrones que llevaba días sin cambiar le erizaba cada vello del cuerpo. Rascó su cabeza, por ende las uñas se le llenaron de caspa y emitió un chillido de asco echándose hacia atrás.

¿Desde cuando su realidad era tan miserable?
¿Hace cuanto no tomaba un baño? Cumpliría treinta años en un par de semanas.
En el comedor yacían un montón de tazas vacías donde tomó su bebida favorita, algunas dejando costras de café pegajosas debajo.

El sonido del timbre se escuchó por todo el departamento, resonó en su cabeza como un jingle exitoso. Se recargó en la pared, echó un vistazo al calendario ajustando los anteojos redondos que adornaban su rostro y maldijo al enterarse del día en que estaba viviendo: viernes. Cada viernes Latte Cookie iba a dejar el papeleo de la Academia de Magia, institución que Espresso evitaba pisar desde hacía cuatro años, incluso se las ingenio para hacer el curso de Magia de Café más complicado de lo usual, deseaba quedarse en casa.

Pensó que tal vez si fingía haber salido Latte se marcharía y podría arreglar el desastre antes de quedar al descubierto.

Retrocedió y chocó con el comedor, una taza cayó provocando un estrepitoso efecto mariposa que delató su presencia. Latte Cookie llamó a la puerta dos veces seguidas, Espresso peinó un poco el flequillo en su rostro esperando que no se viera tan grasoso como lo percibieron sus dedos.

Abrió la puerta, asomó la cabeza con desinterés, Latte esperaba sonriente y bien arreglada como todas las semanas, emanaba ese olor característico de la combinación de la leche y el café. Espresso cubrió su nariz porque el simple aroma le provocaba la sensación de tener el vómito subiendo por la garganta.

-¿Está todo en orden? Escuché algo quebrarse.-Preguntó Latte en lugar de saludar y Espresso notó que su cara estaba excesivamente maquillada.

-Buen día Latte, lindo maquillaje...

-Oh, gracias -Esbozó una sonrisa tímida, luego pasó uno de los mechones espumosos detrás de su oreja.

-Sé que en el pasado mencioné que tu Magia era digna del espectáculo de un circo, no era para que lo tomaras tan en serio ¿Vienes a despedirte antes de irte lejos con los otros payasos? -Agregó Espresso con una risa burlona, la sonrisa de su colega se desvaneció -Entrega los documentos de una vez -Extendió el brazo, maldijo mentalmente al ver dos gotas de sangre caer sobre el suelo, aquello alarmó a la profesora ¿En qué momento se cortó?

Espresso le arrebató el papeleo, intentó cerrar la puerta lo más rápido posible, sin embargo, Latte actuó rápido por lo que se interpuso, la sopresa era evidente en su rostro moreno cuando echó un vistazo en el interior de la vivienda.

-Espresso, necesitas ayuda profesional -Chilló horrorizada -Este lugar es un desastre, tú eres un desastre.

-¿Ah? ¿Esto? No es nada, sólo es un experimento más. -Raspó su garganta orgulloso

-Apestas a café echado a perder -Latte percibió el hedor cuando se las arregló para entrar, la cara que puso fue como si hubiera probado el limón más agrio del mundo.

-Lo dice la que va por todo el pueblo apestando a café con leche -Espresso puso los ojos en blanco.

-¿Hace cuanto no sales? Te ves algo amarillo -Arrugó la frente intentando caminar entre la basura.

-Oh, no vengas con eso -Espresso resopló irritado -Tengo cosas más importantes que hacer en vez de salir a desperdiciar mi valioso tiempo, mi magia requiere una absoluta dedicación. -Cruzó los brazos -Que tus tontos garabatos sean magia para galletas vagas no es asunto mío, estoy bastante ocupado.