SEIS

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Madeleine formó una línea recta con los labios, Espresso ajustó sus anteojos y el ambiente oscureció completamente en ese instante dejando por compañía la oscuridad nocturna acompañada de una ráfaga de aire que azotó al encuentro sacudiendo sus cabellos.

Hubo un largo silencio, dos miradas que reflejaban a un par de ex-esposos atónitos tras un encuentro que no planearon.

El profesor tragó saliva, recordó cuanto amaba estar con Madeleine, la felicidad que le brindó el simple hecho de haber plasmado su firma en un pedazo de papel y también el como ese gozo llegó a transformarse en un trago amargo en tan sólo nueve meses.

Ver a Madeleine compartir caricias con alguien más fue un golpe bastante bajo, por meses se cuestionó sobre el matrimonio¿Y si arrastró a Madeleine a aquél compromiso sin conocer sus verdaderos intereses?

Bellos labios rosados, juveniles y tersos saboreando los de su esposo, manos delgadas vestidas con guantes oscuros dirigiendo las manos enormes y toscas de Madeleine hacia una cintura esbelta.

Justo aquella mañana Espresso había echado un vistazo a la apariencia matrimonial ¿La razón fue un descuido de su parte? Probablemente, ser amo de casa y a la vez ocuparse de las responsabilidades adultas dejó de ser una tarea sencilla hacía un buen tiempo. ¿Y qué si ganó peso? Nada era una razón real para cometer tal traición desgarradora.

Cabellos albinos con estrellas azucaradas mezclándose con los flequillos que solían cubrir la frente de Madeleine, ojos púrpura que cerraron para disfrutar el nectar de aquella boca que Espresso tanto amaba en voz baja.

-Esto es increíble -Madeleine le dio la espalda cubriéndose la cara -¿Qué haces aquí?

-Me retiro -Espresso se puso de pie con urgencia.

-Claro... -Madeleine juntó los labios -Y más tarde me insultarás, soltarás pestes sobre mí. -Encogió los hombros -A pesar de que no somos muy diferentes. -Cruzó los brazos.

-¿Disculpa? A diferencia de ti, soy incapaz de...

-Incapaz ¿De qué? ¿De acostarte con cualquiera? Aceptaste realizar actos tan sucios con un "completo desconocido" -Realizó las comillas con ayuda de sus dedos -Acciones que sueles juzgar, castigar por tu estúpida moral.

-Iba a decir que jamás besaría a un chiquillo. -Concluyó Espresso con mala cara, el ex paladín rodó los ojos -Y mucho menos cometería acciones tan desvergonzadas en un restaurante de burritos -Ocasionó un sonrojo en el más alto.

La verdad era que Espresso apretaba los nudillos para soportar las ganas de echarse a llorar frente a su ex esposo, escondía el regalo detrás de su cuerpo sintiéndose un completo idiota. Ya no tenía importancia cuantas veces buscara establecer alguna relación, Madeleine regresaría para atormentarlo con el fracaso que fue estar con él.

El rubio tenía la cabeza en otro lado, aunque la necesidad de desquitar el enojo que se tragó por años subía por su garganta, y aún así el ajustado pantalón que Espresso eligió era el mayor obstáculo, una terrible distracción.

-Hola, buenas noche -Mintchoco apareció de repente, el par se sobresaltó. -Hace muchos no los veía juntos, temía que no arreglaran sus diferencias -Llevaba consigo el estuche de su violín, Madeleine y Espresso intercambiaron miradas.

-No podemos pelear toda la vida -El profesor soltó una risita encantadora, el rubio lo apoyó forzando una sonrisa -Madeleine siempre será... -Tragó saliva -Un gran amigo -Apretó los dientes.

-Me alegra -Mintchoco sonrió -¿Vienen al bar? ¿O planean ir a un lugar más privado?

-Ah... -Espresso Ajustó sus anteojos -Vamos al bar, sí.

Efectos Secundarios  | Madeleine x EspressoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora