CAPITULO 2) LIKAHA, EL REINO DE LOS HOMBRES HONGO

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«Una hermosa imagen iluminaba mis ojos, mi amada, de nuevo ante mí, tan cerca pero lejos de mis brazos, parecía verme pero lo dudaba por su inexpresivo rostro que disimula cualquier sentimiento sin importar su impacto. Frío, mucho frío en las calles del apagado pueblo, solo el fuego de la vieja chimenea daba calidez al sombrío aspecto de la biblioteca, mi biblioteca»

-Despierta.

-¿Donde estoy? - dije aun sintiéndome mareado

-permite me -dijo dirigiéndose a mí mientras alargaba sus brazos para estabilizar mi aun tembloroso cuerpo

Mire más detalladamente a mí alrededor y obligándome a estar inmóvil note que estábamos viajando en alguna clase de carreta y aun con lo opaco del interior note que habían dos personas similares a quien estuvo en mi casa.

-hákin. Ese es mi nombre...lamento la forma en que nos conocimos, pero era estrictamente necesario hacerlo de esa manera

-¿que hago aquí?

-La razón por la que te traje es muy extensa y complicada.... Además no puedo alterar tus conocimientos de esta realidad, aun si lo quisiera, sería devastador, así que no esperes en mí el camino a todas las respuestas que llegues a solicitar, por ahora solo te diré que te encuentras más lejos de lo que piensas, más allá de lo que sueles llamar cielo, aún más lejos de lo que cualquier humano llegara a conocer...Estas en likaha.

Después de un largo tiempo llegamos a un gran árbol, el cual parecía llegar a tocar las nubes y por su tamaño era lógico deducir que sus raíces llegaban a una profundidad exorbitante. Los dos sujetos se quedaron en la carreta y Hakin y yo nos dirigimos a un costado del árbol donde nos esperaban dos hombres con trajes similares al de Hakin pero con hojas mas frescas y cuerpos mas delgados.

Las cosas desprendían su color al moverme, unas ligeras náuseas me invadían y al parecer mi cabeza pesaba mas de lo normal o al menos eso sentía.

Hakin vertió una espesa sabía de olor terroso que consumió velozmente el suelo formando un agujero lo suficientemente ancho que traspaso la superficie con gran velocidad.

-salta- me dijo mientras los otros dos hombres lo hacían.

Sin pensarlo salte al vacío lleno de incontenible adrenalina combinada con migraña.

Sin tardar me levante rápidamente y recupere mi compostura el suelo era suave y húmedo de allí tan ligera caída, pronto llegamos a una imponente muralla que hacia parte de un castillo formado místicamente por las raíces del árbol y que estaba adornada con hongos gigantes que despedían una luz muy tenue pero que permitía observa el lugar.

Nuevamente sentía náuseas pero al parecer estaba mejorando, ya las cosas no despedían su color.

-¿puede vivir alguien en este lugar?- pregunte sin querer en voz alta expresando mi asombro.

-si- respondió hakin dejando ver una leve sonrisa.

Todo era diferente y extraño, pero mi corazón sentía ese toque de temeroso confort que muy pocas veces se da en la vida, al menos en la mía, frío y aparentemente endeble el húmedo ambiente circundado por aromas almendrados engalanaba la opaca escena de aquel lugar. El gélido sitio ruborizaba mis mejillas y mis turbios cabellos rebosaban de escombros, pero me sentía más tranquilo y poco anonadado a cada minuto que pasaba.

Sentía que mis relatos se asemejaban de una manera perfecta a la realidad que presenciaba y que no me era desconocido aquel lugar ni aquellos personajes pero mi estado no me permitía pensar con claridad.

¿quienes son? me preguntaba notando sus aspectos extraños pero aun algo peculiares para mi

-Sannu- decía la gente suavemente al vernos

-Nabad- respondía hakin mientras entraba a una de las casas señalándome que le siguiera.

Al entrar me sentí profundamente a gusto, con una sensación de paz y tranquilidad de un recuerdo que nunca fue mío. La sala era espaciosa, el suelo un poco menos irregular que el de el exterior y sus paredes contaban con uno que otro ornamento muy sobrio y de color cálido.

-sienta te- me dijo Hakin mientras me indicaba una especie de hongo de muy pintoresco aspecto que apenas sobresalía del suelo y que hacia parte de lo que creí era un comedor.

-necesitas hablar con la consejera real, quien tiene como nombre Ilkene ella te orientara hacia el camino que debes tomar y es la única que podrá contarte los tres secretos...

No acababa de hablar cuando en la entrada se presentó una joven de hermoso aspecto y tierno rostro, lucia sus manos cubiertas por un velo dorado que descendía a sus pies los cuales estaban cobijados por así llamarlo telas de brillante color que lucía con un ropaje delicado y de aspecto frágil. Sus ojos contaban con largas pestañas y pude ver que al contrario que los suyos poseía un hermoso cabello de color negro muy fino casi humano.

-me retiro para que puedan conversar- dijo Hakin mientras me miraba de una manera amistosa y con una sonrisa disimulada.

Ilkene se dirigió junto a mí tomando con sus manos mi rostro y dejando caer por sus mejillas un par de lágrimas con dulzura, me impacte por tan calurosa bienvenida, solo pude quedarme inmóvil mientras ella tomaba asiento y se secaba las lágrimas con un algodoncillo que sustrajo de un bolsillo.

-eres como el- se dijo mientras terminaba de acomodarse en el asiento

-¿qué hago aquí? ¿Eres tu quien tiene las respuestas?- le pregunte muy cortes mente mientras me fijaba en su sutil velo que no le dejaba ver el cabello a excepción de un mechón rebelde.

-Sé que tienes muchas preguntas pero solo puedo guiar te en lo necesario, ahora calla y sigue me.

Se levantó de su puesto y dirigiéndose a una de las paredes toco con la punta de sus dedos los pintorescos labios que adornaban su rostro y dirigiendo sus manos a una de las paredes la toco y esta se abrió en medio de raíces y terrones de tierra dando a ver en el interior una absorbente oscuridad pero manteniendo aun el silencioso susurro que circundaba en el ambiente.

-sigue- me dijo mientras sacaba de una de sus mangas una pequeña bolsa de color gris atada con un fino cordón.

Me determine a seguir, aun sintiendo incertidumbre por saber qué lugar era ese...

Al seguir ella, se cerró el muro dejando aún más oscuro aquel lugar que de por si no permitía ver cosa alguna desde antes. De pronto irradio una fuerte luz que dio algo de visibilidad por unos minutos.

-siéntate- dijo ella

Al sentarme sentí una densa humedad que me cubría. Cada vez más luces irradiaban el ambiente y generaban espectros luminosos y con una hermosa paleta de colores que sin notarlo traslucía por mi cuerpo y me irradiaba por completo llenándome rebosantemente, de repente grandes afluentes de agua sonaban estrepitosamente llenando la superficie del suelo al son de una hermosa voz que atribuía yo a Ilkene, las aguas me cubrían mientras la bella voz resonaba en un eco que desaparecía paulatinamente y me generaba la imposibilidad de moverme, para el momento cuando pude apoderar me del control de mi cuerpo las aguas me cubrían por completo y daban escapatoria al poco aire que aun residía en mí.

Y llego a mí de nuevo, revelado más claro que antes y más intenso que nunca la vivida historia de la bella dama...

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Hola amigos, espero les este gustando la historia

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