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"Si algún día llego a perder la cabeza preferiría no darme cuenta."





Llegaron las vacaciones de verano y vaya vacaciones que serían; los Evans y yo las disfrutaríamos al estilo Hawaiano (literal, iremos ahí) en una semana más.

-Ya lo verás, Jones, dos semanas ahí bastarán para quitarte esa piel paliducha que tienes.

Decía Elliot cada vez que tuviera la oportunidad (y eso era muy seguido).

La escuela se cerraría y todo el personal tendría vacaciones, desde maestros hasta intendencia; ni un alma aquí... eso es lo que dice el Sr. Evans.

En lo personal yo si extrañaré estar por aquí pero debo admitir que unas vacaciones de lujo con gastos pagados y mi casi-novio conmigo (sin pausas por las clases y todo eso) durante tres semanas... no suena para nada mal.

Hace ya poco más de un mes que Elliot y yo se podría decir que intentamos hacer lo mejor que podemos para tener una relación que funcione, él está más que encantado (sus padres ni se diga, no les hemos comentado nada pero es obvio que sospechan que hay algo entre nosotros y eso los pone de un humor excelente); pero respecto a mi... bien... Elliot es asombroso pero sigo esperando sentir algo más... Intenso, se que lo quiero pero ¿no debería haber escalofríos o algo así cada vez que lo veo o me besa?Tal vez pero por ahora debo dormir y no divagar tanto.


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Se escucha una balada en la habitación, tan fuerte, tan emocional, que ya la adoras. Esa, Amber, es para ti, tu canción... nuestra canción...


-¡AMBER!, ¡AMB! ¿Estás bien?- de pronto me despiertan los gritos de Curie fuera de mi habitación mientras toca mi puerta; me levanto rápidamente (tanto que me mareo un poco) para abrirle la puerta y al hacerlo su cara se llena de alivio.

-Curie, lo siento estaba dormida.

-Amber, lo siento yo si te desperté, llevo al rededor de media hora tocando la puerta y creí que te había pasado algo- dijo con angustia.

-Está bien, lo sien... ok ambas- ambas soltamos una risita -supongo que ya debe ser algo tarde o ¿por qué te preocupaste tanto? Es de lo más normal que los sábados yo...

-Amb,- me interrumpió gentilmente -están a punto de ser las dieciséis horas -estoy sorprendida, nunca duermo tanto- jaja debes tener hambre, vamos a la cocina a prepararte algo.

-¿Todos ya se fueron? - hoy vendrían (más bien vinieron) los de mantenimiento a cobrar su último cheque antes de irse de vacaciones al igual que los maestros y las cocineras. Con la seguridad sería distinto, por lo regular solo necesitábamos tres guardias, los cuales dos se turnaban y cubrían dos semanas y media por mes cada uno, mientas estemos felices en Hawaii ellos seguirán en guardia tal cual (por una cantidad de paga razonable mientras estamos fuera, y claro menos estricta).

-Así es, linda; Elliot y su padre fueron a llevar a casa al Sr. Richard, no deben tardar, se fueron hace más de tres horas el hombre vive algo lejos...

Curie siguió contándome lo que habían hecho toda la mañana y que había intentado despertarme un par de veces antes de hace unos minutos (a las 13:00 hrs. y a las 11:00 para ser exactos; pero Elliot no la dejó, insistió en que me dejara descansar porque según él seguro me había desvelado haciendo algo).

Tenemos seis días para empacar y verificar que todo esté en orden antes de irnos, parece mucho pero aun hay bastantes cosas que hacer y más sin todos los empleados y empleadas de la escuela. Curie y yo (después de comer) comenzamos a limpiar y hacer inventario de los salones en el tercer piso; el M.O. básicamente era sacar todos los instrumentos al pasillo, limpiar de arriba a abajo toda la sala, volver a poner en su lugar los instrumentos al mismo tiempo que se hacía un inventario, cerrar muy bien ventanas y cortinas/persianas, y por último cerrar con seguro y llave las puertas. Fácil, pero tedioso y repetitivo.

íbamos en nuestro segundo salón cuando llegaron Elliot y el Sr. Evans explicándonos que un accidente había provocado que cerraran el paso de una de las avenidas provocando su retraso, pero ¡hey! su desviación convenientemente los hizo pasar por una florería y nos compraron flores a la Sra. Evans y a mi (azucenas para ella, tulipanes para mi), fue un lindo detalle de su parte pero eso no evitó que les diéramos una escoba a cada uno para que nos ayudaran


Eran las 00:34 y solo logramos terminar de limpiar y cerrar por completo el tercer piso; Elliot estaba destrozado y moría por dormir.

-Madre, recuérdeme por que no dejamos a mantenimiento por una semana más para que hagan esto.

El Sr. Evans y yo reímos mientras que Curie se limitó a solo contestar con una sonrisa un poco burlona hacia su hijo quien no paraba de estirarse y auto- masajear sus hombros.

-Es convivencia familiar, además ¿quieres vacaciones? gánatelas.

Su respuesta hizo que todos riéramos aun más.

-Bien, pero ¿podríamos seguir ganándolas mañana? de verdad siento que ya no puedo más- le respondió Ellie a su madre con una media sonrisa adorable a la cual Curie no se pudo resistir.

-Está bien, niño de mamá, a dormir todos ¡vamos! antes de que me arrepienta- dijo con un tono jocoso y divertido y con una gran sonrisa todos nos fuimos a preparar para dormir.





-Creo que nunca te he dicho lo hermosa que te ves en pijama- di un sobresalto cuando Elliot entró en mi habitación, me tomó desprevenida justo cuando terminaba de cepillar mi cabello.

-No, pero deberías tocar, Evans- le dije fingiendo estar molesta mientras le lanzaba un cojín que tenía a la mano, pero desafortunadamente me salió un tono demasiado duro (como casi siempre), por lo cual el chico solo susurró "lo siento" y dio media vuelta -Elliot- lo llamé rápidamente para que no se fuera y me apresuré a la puerta para quedar frente a él -yo lo siento, eso no salió como quería.

De pronto quitó su cara de víctima y comenzó a reir, es un completo imbécil... ¿qué? no, no quise pensar eso

-Te conozco, Amb, y se que no lo hiciste a propósito -me sonrió- a veces ese tono de voz es muy rebelde y no sale como quieres ¿huh?- solté una pequeña risa; creo que él era la única persona en el mundo hasta ahora que podía percibir cuando eso me pasaba, era asombroso y de pronto solo se me vino a la mente que nunca habría alguien que me comprendiera tanto como él mismo. En ese momento solo quise besarlo... y eso hice.

Él claro que me respondió de inmediato pero como siempre el beso no duró mucho (yo siempre lo cortaba y a veces ni siquiera estaba segura del porqué, simplemente no quería darle muchas vueltas al asunto).

Nos dimos las buenas noches, se fue a su habitación, apagué la luz y la música que escuchaba cada noche -desde hace mucho pero no tanto- en mi cabeza (esa hermosa música, con una peculiar frase) comenzó a sonar.

El lado malo de todo esto es que al despertar/en la mañana ya no podía recordar nada en lo absoluto, lo que creo era mi locura solo tenía lugar a esta hora, en este lugar, solo yo. Solo en este pequeño espacio de tiempo podía recordar...

Y lo peor de todo es que nunca tenía tiempo para reflexionar si tener miedo o no, pues mis párpados (después de al rededor de diez minutos conscientes de la música) comenzaban a pesar y caía en un sueño profundo, que repetía exactamente lo mismo una y otra vez; hasta que despertara y no recordara...

Eco (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora