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"Es algo increíble lo rápido que pueden tomarte cariño las personas y más aun lo rápido que se vuelven contra ti."





Segundo piso terminado, con el precio de un arduo día entero de trabajo, bromas, una guerra de espuma y un par de pizzas.

-Woah, creo que es suficiente por hoy- suspiró el Sr. Evans tras terminar la última habitación del segundo piso.

Una vez más todos nos íbamos a dormir a nuestras respectivas habitaciones cuando Curie me dijo:

-Amb, linda, casi lo olvido. ¿Podrías hacerme un favor?

-Por supuesto, ¿qué pasa?

-Quería hacer una reservación en el St. Paradisse para dentro de dos semanas pero algo le pasa a mi cuenta de correo y no me deja entrar, ¿podrías hacerla por mi con el tuyo? por favor.

-Desde luego, en la mañana yo...

-Esperaba que pudieses hacerla ahora mismo si no te molesta, hacer una reserva en ese lugar es imposible sin al menos catorce días de anticipación, se registran por computadora y bueno...

-Está bien mamá, yo le ayudaré- le dijo Elliot a su madre haciendo un ademán para que fuera a dormir.

-Gracias, chicos, los amo; buenas noches.





-¿Cómo se que no fue un pretexto para venir a mi habitación a husmear justo antes de irme a dormir, Evans?

-Porque, Jones, soy un caballero.

-Desde luego.

La computadora de escritorio tardaba una eternidad en encender y después de seguir una gran cantidad de pasos para hacer la reservación me pedía entrar a mi correo pera verificar.

-Oh-oh...- dije un poco más para mi misma.

-¿Qué sucede?

-No entro a mi correo desde hace años, por ende...

-Tu contraseña...

-Exacto.

-Déjamelo a mi- se tronó los dedos, comenzó a teclear y después de algunas preguntas clave y números de teléfono logramos acceder.

-Ok, debe ser... Este- Elliot abrió el correo del St. y en cuestión de unos minutos ¡Bum! Tenemos reservación. Con suerte alcanzamos a cenar ahí un día antes de regresar aquí, imprimiríamos el código allá para no perderlo, ¿desde cuándo todo es tan sistematizado y moderno?

Lo acompañé a la puerta para que se fuera a su habitación a dormir, mañana sería tan pesado como hoy.

-Es todo, Ellie, gracias- le dije mientras pasaba mi mano por sus rizos, de las cosas que más amaba de Elliot físicamente estaba su cabello.

-Un placer, muñeca, sé que amas tenerme en tu habitación -reí y lo besé, veamos qué tan lejos llega si no los detengo

¿Lejos? Qué acabo de pensar... De pronto Elliot pareció tener un ritmo más acelerado, nunca había hecho algo así, me sorprendí a mí misma respondiéndole aún más rápido en vez de cortarlo como siempre, antes de responderle sentía frío y este desapareció de golpe, yo tenía mis manos alrededor de su cuello y lo abracé para atraerlo aún más hacia mí, él hizo algo similar pero a la altura de mi cintura, de alguna manera sentía mi mente clara pero nublada a la vez, es como si nunca hubiera tenido contacto "real" con Elliot, se sentía bien y comencé a "sentirlo" realmente, cada parte de él pegada a mi, analizando por completo su físico sus ligeros pero firmes músculos, su complexión delgada y alta, su hermoso cabello dorado (como amo ese color) que en seguida tomé con las manos y comencé a tirar de el (ahora que lo pienso casi ni tomábamos aire, simplemente sentía que no podía dejar de besarlo); el chico en respuesta dejo de abrazarme y bajó sus manos a mis caderas, me sentí algo juguetona de repente así que salté y enredé sus caderas con mis piernas, nos reímos y nos seguimos besando, Elliot me sostuvo y caminó hacia la cama donde me recostó y lo solté sin dejar de besarlo, él estaba ligeramente sobre mí con las rodillas y los brazos a los lados...

-Amber, es tarde, deberíamos dormir -dijo cortando el beso, yo aún tenía los ojos cerrados, no tenía deseos de abrirlos, solo quería besarlo de nuevo (y lo hice)- Amb,.. En serio... Será un día duro... Mañana... Deberíamos... -decía entre nuestras risas y besos.

Amaba la risa de Ellie, era como la risa de un niño, y su sonrisa era un acompañamiento angelical con los hoyuelos que se formaban y como su "manzana de Adán" subía y bajaba, debo admitir que se veía muy sexy... Entonces se me ocurrió.

Comencé a besarlo en la comisura de los labios, después por las mejilla hasta que llegué a su cuello.

-Amb.., Amber... -dijo con la voz entrecortada.

-¿Ajá? -respondí esta vez mordisqueando su cuello y abriendo los ojos.

Él retiró suavemente mi rostro haciendo contacto visual, no dijo nada, como si de pronto hubiese perdido la idea.

-Elliot... -medité un momento y finalmente completé- ¿Te quedarías esta noche?

Pareció algo sorprendido pero finalmente asintió y me besó.

Lo que iba de la noche no tuve frío ni escuché nada de música. Ese pensamiento no duro nada pues en la mañana o cuando recuperara uso de razón lo olvidaría, y así me quedé dormida sobre el pecho y torso desnudos y cálidos de Elliot mientras él me abrazaba, y escuchaba los latidos de su corazón.

*


Cuando desperté Elliot seguía aquí y me abrazaba por la cintura, era muy reconfortante el despertar así y él se veía tan lindo dormido...

Mire hacia el escritorio para ver la hora del reloj eran las 7:30, con razón todos seguían dormidos.

Me di cuenta de que uno de las luces del monitor parpadeaba, significaba que no la apagamos ayer y se suspendió, genial; me levanté con cuidado para no despertar a Elliot, me puse su camiseta (que me quedaba grande y alcanzaba a cubrirme hasta abajo de la cadera) y fui a apagarla pero primero la encendí para cerrar mi correo y revisar que no hubiera más pestañas abiertas, entonces lo vi.

Un correo, pero no es cualquier correo, el nombre de usuario es el que hizo que me helara la sangre y me temblaran las piernas. Algo que temía que no pasaría y sin embargo ahí está. Sin más rodeos lo abrí y lo leí, mientras lo hacía todo daba vueltas a mi alrededor, me levanté como pude y fui hacia la cama para despertar a Elliot, lo último que recuerdo es que pensé que mi mundo comenzaría a desmoronarse, y caí desmayada en mi cama.

Eco (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora