Tragedias inesperadas.

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Drama del escritor:

Y así es como comienza la historia que me haría perder bastante tiempo de mi vida, llena de fracaso y deshechos del tiempo en las ruinas de aquel aburrimiento que me acechaba desde hace años.
Una brisa primaveral hizo que aquel joven mirara a un nuevo sueño, un sueño que no era suyo, un sueño que jamás pudo estructurar porque de nuevo, no era su sueño.

-¿Por qué escribes?- Preguntaba aquella silueta que se escondía bajo sus lentes.
La verdadera respuesta se encontraba en la nada. Había empezado un nuevo proyecto para sentirse satisfecho, para sentirse querido.

-Que más da- respondió el escritor tomando un trago de agua con azúcar.

Para el la historia que estaba escribiendo no era más que su vida plasmada en simples notas, notas que no llegarían a ningún lado. Notas que no plasmaron a nadie. Él lo sabía desde el principio, el se descepcionó incluso cuando sabía que lo iba a hacer.

Miró el sueño de otra persona.

La vida de sus personajes para el escritor no eran más que simples personajes. Pero en lo profundo de su ser eran personas que habían marcado su vida con varias enseñanzas.

Esperaba que algún día las hojas moribundas de un viejo árbol llevarán las palabras de agradecimiento de esta triste alma a aquellos que le dieron la esperanza de seguir escribiendo.

Muchas gracias a los lectores.

Les aprecia mucho "El Orador" <3





Y así comenzó una historia de amor entre las hojas de otoño, en una pequeña línea que rozaba entre el romance, el drama y la comedia... Una bella comedia.

Las cosas habían ido mejorando desde el día que la conocí, tuve el valor de pedirle que fuera mi novia y ella aceptó.

Ella me sacó de aquel túnel oscuro en el que me encontraba. Su mano se extendió a mí con tanta dulzura y delicadeza como la de una rosa.
Una salvación indescriptible. Ella me hizo inmune... No... Me hice inmune por ella.

Ella me había curado. Había curado mi resentimiento, ella me había hecho pensar que la vida valía de algo. No era más que simple materia flotando en el cosmos siendo un número preciso entre las posibilidades, era algo más... Era lo que yo decidía que fuera. Éramos solo ella y yo.

«Deja esa vida, cariño, ¡seamos algo bueno juntos¡»

Siempre lo dijo cuando me veía golpeado por alguna pelea callejera.

Sus pasos livianos y silenciosos siempre recorrían el pasillo de la escuela.
No era el sonido de los pasos lo que tranquilizaba mi alma, sino algo mas, lo que representaba... Cuando escuchaba un pequeño golpeteo en el suelo, sabía que mi día estaría lleno de cosas divertidas... de felicidad.

«Sonríe, las gotas de lluvia caen a veces incluso cuando está soleado. Pero hay que aprender a bailar bajo ellas»

Yo jamás lo entendí.

Al parecer mi mente era más pequeña de lo que parecía.

Su pequeña estatura hacía que no alcanzara el suelo siempre que se sentaba en algún lugar, y podía columpiar sus pies libremente como si fueran uno con el mismo viento.

El universo le favorecía, eso creía. Una persona tan feliz no puede haber sufrido, eso creía.

Era maltratada, sus padres la golpeaban. Ella confesó que su padre había abusado de ella cuando era solo una niña.
Ese maldito bastardo abuso de ella... Ese animal... Había- gh...

Sugar Fruit.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora