Capítulo VIII: подпиши свою гибель

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Iván salió al encuentro de los asiáticos junto con Yao y su grupo de "tres miedosos", a los cuales solo los llevó por si acaso llegaba a necesitar algo de ellos.

No le dijo a Yao a donde irían, simplemente le ordenó ir.

Yao no pudo negarse ya que era una orden. Por ello llegó a pensar que, si se trataba de algo importante, Iván no tocaría el tema de lo ocurrido el día anterior.

Miraba por la ventana la ruta por la que iban. Todo estaba lleno de nieve y, desde un lugar calientito, esa vista era bastante linda. Debía admitir que ese tipo de paisajes eran bastante bellos y lo serían aún más si estuviera con sus hermanos y no con esos sujetos.

Yao no esperaba que el viaje fuera tan largo. Perdió la cuenta de cuántos minutos pasaron en el auto y se sentía tan exhausto que ni siquiera se dió cuenta cuando se quedó completamente dormido, simplemente ocurrió.

No soñó nada pero tampoco pudo escuchar las voces de nadie. Estaba atrapado en su mente en negro.

Solo cuando sintió como le tomaban del hombro fue cuando pudo salir de su mente y abrir sus ojos.

— ¿Yao-yao? Llegamos—

El nombrado comenzó a frotar sus ojos para despertarse por completo. Una vez se enfocó su mirada vió a Iván sonreírle y tomarle de la mano para sacarlo del auto.

¿Dónde estamos aru?—

Preguntó apenas miró a su alrededor y vió un enorme edificio el cual en su vida había visto alguno parecido.

— Normalmente este lugar sirve para reuniones. Nosotros vinimos por qué tendremos una mi pequeño girasol—

En ese momento ya ni le importaba el como Iván le decía. Solo quería saber con quién o quiénes se reunirían. Después de todo, debían ser personas muy importantes, ¿no? De lo contrario no hubieran hecho ese viaje de tantas horas.

— Por ahora vamos a entrar—

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Los hermanos asiáticos estaban muriendo de sueño pero ya estaba a casi nada de llegar a su destino.

Habían tenido que salir a los minutos de recibir la llamada del ruso ya que necesitaban ver a su hermano si o si, y su era posible, llevarlo de regreso a casa con ellos.

Mei cabeceaba en el tren mientras a su lado Yoong trataba igualmente de mantenerse despierto pero a legua se podía ver cuán cansados estaban.

— Pueden dormir unas horas. Necesitan fuerzas para lo que se avecina—

Pero ambos se negaban a cerrar los ojos y conciliar el sueño. Incluso llegaban a darse golpes en sus mejillas con las palmas de sus manos con tal mantenerse despiertos, pero claro, estaban demasiado agotados.

— Pronto llegaremos...—

Xiao dijo mientras veía por la ventana de aquel tren. Conforme la nieve aumentaba sabían que se estaban acercando a el lugar en donde por fin verían a su hermano.

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Iván llevaba esperando aproximadamente media hora en el salón principal. Había enviado a Yao con los otros tres chicos a una sala más privada para primeramente poder hablar con los hermanos del primero y así evitar que planearan llevarse al chino consigo. Los hermanos asiáticos llegaron bastante tarde y aunque el ruso había empezado a perder la paciencia, trató de poner su mejor cara.

Guerra en tu Interior (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora