En la mente de Yao solo había una cosa: Salvar a su hermana.
Durante lo que restó del día no tocaron el tema pero era más que obvio el dolor que cada uno sentía, en especial Mei.
Todos los sueños que ella alguna vez tuvo se esfumaron de inmediato, pues nadie que haya entrado a servir a la familia Braginski había salido de ahí.
"No podemos hacer nada"
"Mei tendrá que sacrificarse"
"Pobre chica"
"Debe haber una solución"
Todos hablaban pero nadie daba alguna propuesta.
Rápidamente la noche cayó y con ese pesar de que Mei partiría al día siguiente tuvieron que ir a la cama.
<<Mei no merece esto...>>
Yao no podía dormir.
La lluvia de afuera solo le hacía recordar las lágrimas que Mei había derramado cuando aceptó su cruel destino.
No podía permitir que su hermanita terminara en semejante lugar que solo lograría acabar con su bella sonrisa.
Y algo se le vino a la mente.
Constantemente las personas solían confundirle con una chica. Obviamente el no se lo tomaba nada bien y siempre se sentía muy ofendido pero tal vez podría usar su apariencia a su favor.
<<Puede servir>>
Se levantó de su cama con cuidado y encendió una vela para poder mirarse al espejo.
Apreció sus facciones a detalle.
Después de todo si había una solución al problema.
-----------------------------------------------------------
Las horas pasaban y la lluvia solo aumentaba al igual que el deseo de Yao por ayudar a su hermana.
Era de madrugada cuando había terminado su maleta al igual que su vestuario.
Era un simple vestido chino que alguna vez llegaron a regalarle por error ya que igualmente su invitado lo había confundido con una chica. Ahora solo agradecía tal acto.
Su cabello oscuro estaba medio atado con un listón que combinaba a la perfección con el vestido carmín que llevaba.
Ahora parecía toda una chica.
— Bien...—
Antes de marcharse de su hogar dió un pequeño paseo para despedirse de cada uno de sus hermanos. Estos tenían el sueño pesado así que era difícil que despertaran.
Primero fue al cuarto de I'm Yoong Soon quien estaba echo un caos. Estaba al borde de su cama por lo que seguramente hubiera caído.
Yao rápidamente se acercó para acomodarlo con delicadeza y arroparle. Se despidió con un beso en su mejilla y debajo de su almohada le colocó una carta con un mensaje escrito en ella.
De ahí siguió con Xiao, quien se encontraba tranquilamente dormido. A diferencia del surcoreano, este estaba en una posición demasiado recta que hasta parecía una tabla.
El chino hizo las mismas acciones. Le dió un suave beso y le dejó una carta corta.
Así prosiguió con Junlin y por último Mei. Con esta última se tomó unos segundos para mirarle y jurarse que haría cualquier cosa por proteger su sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Guerra en tu Interior (Pausada)
Science FictionYao se vió obligado a sustituir a su hermana Mei en un viaje hacia Rusia con el objetivo de servir a Iván Braginski. Tuvo que vestirse, actuar y lucir como una mujer a los ojos de los demás, pero...¿cuánto duraría así? Además Iván no ayudaba mucho e...
