Después de 2 meses de estar fuera y soñar con su perro, por fin se iba de vacaciones a su ciudad natal, para poder ver a su familia y pasar unos días en casa.
Su padre fue a buscarlo al aeropuerto para poder llevarlo a casa.
En el camino de regreso ambos hablaron de cómo le había ido en todos esos 7 meses de viaje, todo lo que aprendió sobre los conocimientos y costumbres de Los Ángeles.
Después de unas horas por fin llegaron a casa, con un maravilloso plan para sorprender a todos.
Cabe señalar que estaban cerca de las fechas navideñas.
Te preguntaras, ¿cuál es el plan? El plan era que se escondería y esperaría hasta la hora de la comida para poder aparecer y asustar a todos, simplemente no esperaba lo que sucedería después de eso.
Pasaron unos minutos para que él pudiera aparecer y sorprender a todos, así que comenzó a acercarse poco a poco, en silencio a la cocina para poder asustar a los presentes.
Él cuenta hasta tres para poder saltar y asustar a todos.
No paso mucho tiempo para que todos se dieran vuelta y comenzaran a gritar de la emoción de poder ver a su hijo/hermano después de no verlo en 7 meses. Que por supuesto no iba a pasar tanto tiempo con ellos ya que tenía que regresar a Los Ángeles para continuar sus estudios de inglés.
¿Cómo has estado todos estos meses, Hoseok? -pregunta su madre-.
Bueno, en realidad muy bien -dice con una gran sonrisa-.
Me alegro mucho por ti, hijo -dice la madre-.
Pasaron unas horas y ahora se encontraba contandole a todos lo que vivió todos esos meses.
Ahora hijo, es el momento de que recibas un regalito que tengo para ti... -Dice su padre y todos estaban con cara de sorpresa porque nadie sabia sobre esa supuesta sorpresa-.
Detrás de la puerta hay una caja, quiero que la abras... -su padre le dijo que podía abrir la caja-.
Era una caja con un estampado clásico, era grande y tenía un moño dorado hasta arriba.
Hoseok no pudo esperar y la abrió con cierto nerviosismo.
Cuando la abrió visualizó puros pedazos de fomi hasta arriba, y vio que algo se empezó a mover dentro de ella y se asustó.
Volvió a la caja y comenzó a cavar y pudo ver que una pequeña cabecita blanca con café salió espantandolo.
De repente gritó -¡Oh por dios!- con lágrimas de emoción.
Todos se asustaron porque nadie esperaba eso.
Salieron al jardín de su casa y pasaron un rato con la nueva mascota; jugando, conociéndolo y brindándole cariño hasta que por fin decidieron el nombre que le pondrían al cachorro.
Mickey, ese era su nombre.Pasaron algunas semanas, entre risas, cariño, fiestas, cenas, convivencias, encuentros con amigos, pero lamentablemente llegó el momento de despedirse.
Hoseok tuvo que regresar a Los Ángeles para continuar sus estudios de inglés.
Se despidió de su familia lo cual le dolió demasiado, pues no los volvería a ver en 6 meses.
Lo que más le dolió fue despedirse del pequeño cachorrito, despedirse de su sueño, de su amor pero sobre todo de su alma gemela, fue algo muy difícil para él, ya que no pudo verla crecer durante todos esos meses.
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