VII

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Golpeé a rubio que resulto ser el comandante de la primera división de la Toman, Yuzuha y Hakkai me detuvieron.

Hakkai me ofreció un trato, dejaría la Toman y se uniría a Black Dragons como se lo habia dicho múltiples veces con anterioridad, esto con dejar en paz a la Toman.

<<Trato hecho>>, dije y los dejé ir.

Estaba furioso, pero me mantuve tranquilo.

Al menos hasta llegar a casa.



Estaba atardeciendo y me encontraba en mi moto siendo seguido por Koko e Inui, les di una señal para que se fueran y lo hicieron. Entonces llegue a casa y no pude evitar sonreír de la furia que sentía, además de que me daba gracia el hecho de que Hakkai hiciera creer a todos que era un héroe.

Pero nuestra pequeña y rota familia sabe la sucia verdad.

Siempre fue un completo cobarde.

Saqué las llaves y con toda la tranquilidad del mundo abrí la puerta, sabía que ahí estarían ambos en la mesa, en silencio esperando por una golpiza.

Pero, a pesar de la rabia que sentía, no tenía ganas de golpearlos, me pregunté que habría Urara si se enterara de la clase de persona que soy en realidad.

Aunque hierva de rabia por dentro, tengo que madurar y entender que quien debe cambiar soy yo, la culpa sería y totalmente mía.

<<Estúpido padre>>, pensé, <<Al final usted tenía razón>>.

Entre y estaban ambos en silencio, Yuzuha se levanto y se puso frente a Hakkai, a la defensiva.

Yuzuha: Tu escuchaste, Hakkai estará en Black Dragons si dejas a los demás en paz. – se cruzo de brazos y la ignoré.

Taiju: ¿Porqué no les dijiste tu secretito? Si tan buenos amigos dices que son... - dije mirando a Hakkai por el hombro de Yuzuha, el se tensó en silencio y agacho la mirada.

Yuzuha: Recuerda nuestro acuerdo, yo recibo lo que tengas en contra de Hakkai – se plantó frente a mí, estaba molesta y nerviosa, pero firme.

Taiju: No tengo intenciones de golpearte – me di la vuelta y abrí la puerta de la entrada, estaba furioso, pero mantener un control necesita tiempo.


Aunque Yuzuha no se quedó atrás y me siguió, furiosa.


Yuzuha: ¿AHORA QUE PRETENDES TAIJU? DESPUES TE TANTOS AÑOS SOPORTANDOTE, ¡SIMPLEMENTE TE VAS?¡¡ - me subí a la moto, aguantando las ganas que tenia de abofetearla - ¿QUE MIERDA TE CREES AHORA? ¡EHHH!


Arranqué la moto, tenía que salir de ahí.


Estuve dando vueltas por las calles hasta que llegue a un parque, aparque la moto y me fui a sentar en un columpio metálico, las luces iluminaban a duras penas y habia crecido algo de maleza en el lugar, tome mi teléfono y marque el número de Urara, sabía que no debía marcarle yo, pero se me hizo raro no recibir algún mensaje de ella en todo el día.









Narra: Urara.





El capuchino y la rebanada de pastel era una gran compañía aquella tarde, Koko (me dijo que le dijera así), me incito a ir a la cafetería en la que nos conocimos, a pesar de que el dijo que era en plan amigos, le habia pillado mirarme los labios en algunas ocasiones mientras hablaba.

Nada disimulado el muchacho.

Incluso diciéndole que estaba saliendo con alguien, insistió en llevarme a esa cafetería.

El se concentraba en simplemente escuchar y hacer una pregunta o comentario ocasional.

Pero me perturbaba que en ocasiones parecía estar en un trance del cual negaba cuando le preguntaba que sucedía.

Kokonoi era un poco raro, pero educado.

Kokonoi: ¿Entonces tiene poco tiempo que te mudaste para Shibuya?

Urara: Así es, mi hermano es peor que un dolor de muelas y siempre me está arrastrando – le sonreí mientras con una mano levantaba mi taza y le di un sorbo.

Pero algo me sorprendió.

El estaba tomando mi mano.

Su mirada tenia un brillo extraño y aparte mi mano cuando intento acariciarla.

Sonrojado de vergüenza iba a decir algo cuando sonó mi teléfono- <<Gracias Dios>>, dije para mí misma y conteste.

Urara: ¡Taiju! – no puede evitar sonreír al escuchar su voz interesada en lo que me encontraba haciendo – Ah!, estoy bien, vine a una cafetería con mi amigo Koko – levanté la mirada y vi a koko haciendo señas de que no dijera nada y luego se vio algo nervioso y suspiro con un sentimiento que no pude entender – Si, justo, en esa cafetería... - koko hizo una seña a la mesera y le trajo la cuenta – esta bien, te espero, no tardes.

Kokonoi: Disculpa lo repentino, pero tengo que irme – se levantó y nos despedimos con un apretón de manos muy incómodo.

Me quedé sola en la cafetería, pero aún tenía sed así que pedí un té de jazmín.

REDENCIÓN | Taiju Shiba | Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora