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Finalmente llegaron esos maravillosos días que Sheldon Cooper tanto amaba y anhelaba.

Esos días en los cuales se permitía olvidar la Ciencia y ser un simple hombre más entre la multitud.

La mayoría en su círculo social sabía lo mucho que la Comic Con lo emocionaba pero ahora, más que nunca, eran  conscientes de que necesitaba esta escapada de la realidad urgentemente.

El mismo Sheldon lo sabía aunque no lo dijese en voz alta.

Estaba claro para todo quién lo conocía, cómo era Sheldon: un hombre arrogante, déspota y en ocasiones, bastante desagradable, pero desde que la Universidad lo obligó a enseñar otra vez, su madre estaba comprometida con un hombre llamado Rob y para colmo, su mejor amigo Leonard se había casado con Penny y  posteriormente comenzó a vivir con ella, su humor estaba peor que nunca.

Muchos cambios se efectuaban rápidamente, cambiando su vida como la conocía y no le agradaba para nada.

Lo mejor sería tomar un respiro y estudiar la situación, como lo haría con un problema científico.

En fin, cinco días en San Diego parecían ser la mejor opción para ello.

Pero no sirvió de mucho. Se sentía miserable.

Era su último día en la convención junto a sus amigos y las cosas seguían, tal vez, incluso peor que antes.

—Mira Sheldon, entiendo por lo que estás pasando pero creo que tu actitud está sobrepasando los límites de la paciencia —expresó Leonard. Sus cejas plasmando su molestia— Y más específicamente, ¡mi paciencia! —exclamó.

El físico teórico viró los ojos, cruzándose de brazos. Su disfraz imponente de Batman decayó notoriamente en presencia de aquel gesto y puchero en sus labios.

—Es imposible que sepas como me siento, tu madre no te llama cada día para contar detalles de su noviazgo como una colegiala, tu mejor amigo no te abandonó y la Universidad no te ha obligado a enseñarle a unos tarados que no saben si usar una integral o una diferencial para resolver el área de una curva.

—No te abandoné, estoy viviendo frente a ti y además cenamos todos los días contigo, ¿qué más quieres?, ¿qué te adopte? —espetó Leonard con cansancio. 

Sheldon le lanzó una mirada asesina a la vez que subía los hombros con desdén.

Leonard negó con la cabeza, dándose por vencido, se sacó los lentes, volvió a ponerse el antifaz de su disfraz Linterna Verde y le dio una mirada rápida a Howard y Rajesh, quienes observaban la discusión entre ambos amigos con una divertida sonrisa en el rostro.

—Yo me voy, ¿vienen conmigo?

—Yo sí, escuché de una artista nueva que tal vez se sienta impresionada con mi ingenioso disfraz —comentó Rajesh, haciendo chocar sus muñecas de lata y sonriendo de manera extraña.

—Oye Cyborg hindú, yo te hablé sobre ella, no puedes quitármela así nada más —agregó Howard, dándole un leve empujón.

—Mira amigo, llevas el disfraz de Flash pero el único "rápido" que conseguirás hoy será mi puño en tu cara.

Sheldon los observó seriamente y con desaprobación, aún con sus brazos cruzados sobre su pecho.

—¡Oh sí, eso es! —exclamó con sorna— Váyanse detrás de las féminas y dejen a su pobre amigo el genio sufrir y lamentarse sólo.

—Sheldon, no te comportes como un niño, ¿si? —Leonard lo intentó otra vez— Ven con nosotros y aprovechemos nuestro último día aquí, como en los viejos tiempos.

The chemistry of love. [SHAMY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora