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Amy le agradeció a Bernadette que la dejará en su nueva casa.

Habían sido unos días bastante largos pero muy divertidos, aunque tuvo algunos problemas con su disfraz, finalmente pudo resolverlo y salir suficientemente airosa de ello.

La Comic Con siempre había sido una de esas cosas que quería hacer pero no tenía tiempo o compañía.

Nueva Jersey estaba muy lejos y casi la mayoría de las veces se veía enredada con obligaciones que tenían que hacer los demás, como si ella fuese la única en el trabajo.

Pero ahora, que vivía más cerca debido a su nuevo empleo y su amiga accedió a ir con ella, las cosas habían sido evidentemente más distintas.

San Diego estuvo excelente, le sirvió para despejar su mente de aquellos pensamientos inseguros que la rondaban día y noche por su nueva vida y le subió generosamente el ego, cosa que no sucedía muy seguido con ella.

Se la había pasado todos los días paseando con Bernadette por los diferentes paneles y riendo de vez en cuando porque más de uno le preguntó por qué vestía como la Cenicienta, recibiendo una mirada feroz de parte de ella como respuesta.

Pero hoy fue diferente y no solo por que ambas usaron disfraces.

Estaba observando, participando en seminarios y talleres, viendo presentaciones de películas próximas y videojuegos junto a Bernadette como habían hecho desde su primer día ahí, cuando de pronto, a ella se le ocurrió ir al baño y dejarla sola.

Por alguna razón en particular varios varones se le quedaban viendo más tiempo del suficiente y la única manera que dejaran de hacerlo era que Bernadette los espantara con su mirada seria pero ahora que se encontraba sola, fue difícil deshacerse de los ojos que prácticamente la desnudaban.

Escuchó a unos chicos hablar sobre el desplazamiento de curvatura de la manera más incorrecta y poco lógica posible (si eso fuera probable, pues era Ciencia ficción).

Un profesional de las historietas les discutía sobre lo contrario, que por cierto, era lo correcto.

Su competitividad la empujó a acercarse y participar de la conversación para ayudar al pobre hombre que tenía la razón, sin darse cuenta, terminó resolviendo ecuaciones en un pizarrón con una gran bandada de hombres y algunas mujeres como público.

El tiempo pareció dejar de pasar como solía hacerlo y Amy se sintió mucho más protegida cuando aterrizó en su zona de confort, que era: Ciencia.

Ya no sentía sobre ella las miradas indiscretas y no necesitaba que Bernadette la defendiera.

Cuando terminó de comprobar su punto de vista con las ecuaciones en el pizarrón, se dio la vuelta, enfrentándose a la gente que la rodeaba viendo todo el espectáculo que se había formado y aunque quiso hablar y demostrar por sí misma que tenía la razón, no pudo hacerlo.

Un hombre vestido de Batman la observaba con tal intensidad que la sorprendió, la timidez se apoderó de ella por completo.

No podía ver bien su cara, pero sus labios eran finos y lucían suaves; tenía la manía de pasar su lengua por ellos de vez en cuando.

Amy se sonrojó ferozmente.

Cuando la multitud se desvaneció y fue sorprendida por unos chicos haciéndole miles de preguntas, acercándose a ella, olvidó a Batman y se preocupó de que ninguno se propasara.

Preguntas, invitaciones a salir, propuestas extrañas, su mente lo estaba procesando cuando de pronto, llegó a su rescate Bernadette, quien los espantó con tan solo una simple amenaza.

The chemistry of love. [SHAMY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora