Una mañana tranquila comenzaba en el templo Puqui.
Eran casi las siete de la mañana cuando Xie Lian decidió salir de la pequeña morada, notando los primeros cambios a su alrededor.
Como todos los años, las primeras raíces habían salido, incluso los árboles comenzaban a florecer como señal de la nueva vida.
"Primavera, " Xie Lian pensó.
Al vivir entre alegrías y ocupaciones, el tiempo había volado, llevándose todos los días hasta el punto de que habían transcurrido casi dos años desde el incidente en el Reino Celestial. Y ahora, todos los Dioses vivían pacíficamente ahí.
Todos excepto uno.
"Bien. Es momento de comenzar," Xie Lian murmuró, estirando su brazo para permitir que el flujo de energía ayudara a Ruoye a estirarse a su par. "Puedes ayudar con la parte interna, sobre la mesa se encuentran algunas tiras de polvo."
Su brazo esta vez volteó hacia el interior del templo para permitir a la seda blanca alzarse en dirección a la mesa donde se encontraban algunas ofrendas e incienso.
Su rutina mañanera era casi igual todos los días, pero esta vez alguien no estaba a su lado.
Hua Cheng tuvo que retirarse en la madrugada para resolver algunos asuntos en la Ciudad Fantasma. Por ello el templo estaba muy calmado en contraste a aquellas mañanas donde Xie Lian y Hua Cheng se dividían las tareas correspondientes del día, planeaban las comidas e incluso aparentaban ser como cualquier otra pareja común.
Luego de pensar un poco sobre qué haría, Xie Lian agarró la única escoba disponible y decidió retirar el polvo sobre los pequeños palos que servían como protección del templo.
Comenzando por la parte izquierda, notó que aquellas maderas aún tenían buen aspecto para resistir el resto del año, por lo cual no habría necesidad de preocuparse por la seguridad de los oradores que venían al templo. Pero había algo en la esquina que atrajo su atención.
Una pequeña figura estaba sentada a espaldas de las maderas. Su estatura era muy pequeña y su ropa estaba muy polvorienta que podía pasar desapercibido al estar en esa posición fetal, cubriendo su rostro.
"Hola, ¿Por qué no entras? " Xie Lian decidió acercarse a él, notando como incluso su estatura era realmente baja. Podía intuir que era un niño de alrededor de tres años.
Debido a la diferencia de sus alturas, Xie Lian tuvo que acercarse hasta estar frente al pequeño, el cual no había respondido a su primera pregunta.
"¿Acaso has perdido algo? ¿Necesitas ayuda?" Dianxia decidió intentar una vez más.
"¿Cuál es tu nombre? Prometo que solo quiero ayudarte, ¿Quieres que te ayude a buscar a alguien?" Xie Lian esta vez mencionó con su voz más relajada, sonriendo a la pequeña figura del niño frente a él.
Pero su tranquilidad no perduró mucho tiempo porque el niño dirigió su mirada hacia Xie Lian, permitiéndole apreciar su rostro.
"Dianxia."
El apodo fue sorpresivo, pero lo que realmente había petrificado a Xie Lian había sido su ojo derecho.
Su ojo era carmesí.
Exactamente como E-Ming.
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Nuestro amor es tan intenso que floreció en dos bellas almas.
FanfictionXie Lian y Hua Cheng han estado viviendo tranquilamente en el santuario. Pero un día ellos conocen a un niño y una niña que son idénticos a ellos. ¿El problema? Ambos niños dicen que ellos son sus padres. ¿La verdad? Después de vivir más de 800 años...