Sus manos temblaban descontroladamente, seguía viendo la sangre en ellas y la escena se repetía una y otra vez en su cabeza. Yahwi serio mirándole, él cantando por lo bajo, las manos tan cerca que se tocarían, el sonido del disparo resonando alto, el dolor en la expresión de Yahwi, el peso de su cuerpo cuando se desplomó, la sangre por todas partes y el amarillo de sus ojos perdiendo vitalidad. Cuando la secuencia llegaba hasta allí, la tortura volvía a empezar, como un video de terror en replay.
— Jihwa— una voz suave lo sacó de su purgatorio mental, Jihwa alzó la mirada para encontrar a una mujer de oscuro cabello y ojos ámbar que lo miraba con tristeza— Mi nombre es Go Ae-ri, soy prima de Yahwi— Jihwa la observó unos segundos, asintiendo con la cabeza e incapaz de hablar.
Ae-ri lo entendió enseguida, colocando cerca de él un vaso de café con chocolate y una caja de toallitas húmedas para que limpiara un poco la sangre de su cuerpo. Jihwa tardó unos segundos en darse cuenta, pero eventualmente empezó poco a poco a quitar parte del espeso y rojo líquido con aquellos pañuelos mojados.
— Gracias— pronunció finalmente, ya con sus manos limpias y el café entre ellas— Todo esto es mi culpa— sollozó por lo bajo, rompiendo a llorar en silencio, con sus manos temblando fuertemente.
— No, es mía— afirmó Ae-ri— Yahwi me contrató para encontrar a Jung-Hwa cuando reapareció en tu vida, no fue hasta hace unas horas que pude dar con su actual residencia— Jihwa no pudo controlar la expresión asombrada de lo que escuchaba, él no sabía nada al respecto— Esto es mi culpa, era mi trabajo encontrarle.
— No creo que…— Jihwa iba a protestar, volviendo a afirmar que si él no hubiese entrado en la vida de Yahwi nada de eso hubiese ocurrido, pero la imagen de Jooin viéndose desesperado entrando por el pasillo del hospital lo detuvo. El chico se acercó a ellos lentamente, con su rostro descompuesto y lágrimas recorriendo sus ojos— Tú eres el exnovio— proclamó Jihwa cuando la comprensión llegó hasta él, Jooin permaneció en silencio unos segundos, solo observándose uno al otro.
— Os daré privacidad— indicó Ae-ri, parándose y alejándose de ellos en busca de un lugar para hablar tranquila, tenía que ponerse en contacto con la policía a ver si habían encontrado algo en el apartamento luego de que ella les diera la indicación.
— Te ves mal, toma asiento— comentó Jihwa, sosteniendo una imagen de entereza que verdaderamente no sentía. Jooin vaciló un segundo antes de sentarse a su lado, manteniendo la mirada en sus manos— ¿Lo sabías cuando hablé contigo ayer?— preguntó Jihwa pasivamente, dándole el primer sorbo a su café.
— No— negó Jooin con la cabeza— lo supe cuando te vi irte— ninguno de los dos dijo nada por varios minutos, mientras Jihwa mantenía la mente rondando un pensamiento constante.
— No es mi lugar meterme en esto— inició, sin saber claramente cómo decirlo todo— pero le hiciste mucho daño— admitió, eventualmente era mejor que el chico supiera lo que había hecho, todos tenían muchas heridas que sanar.
— Lo sé— aceptó Jooin con un suspiro desconsolado— ahora lo sé.
Durante varias horas que se sintieron en el tiempo como una condena, ninguno dijo nada, permaneciendo en aquellas incómodas posiciones sentados. Ae-ri los observaba desde el otro pasillo, sin entender claramente cómo todo había terminado de esa manera, las noticias buenas no llegaban y la policía no había logrado atrapar a aquel hijo de perra trastornado.
Luego de lo que pareció una eternidad, un médico finalmente apareció delante de ellos preguntando por familiares de Go Yahwi, ante lo cual los tres se reunieron a su alrededor.
— El paciente está delicado, la bala perforó hasta el hígado y fue difícil extraerla— inició el médico calmadamente, con la paz que dan los años de experiencia— por el momento no está fuera de peligro, pero la operación sí fue un éxito y ahora queda esperar a ver como evoluciona, las primeras 24 horas son fundamentales.
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Mi verdadero Yo
FanficRoto. Así se sintió cuando la persona a la que amaba lo acusó. Perdido. Así se quedó cuando aquel causante de sus sentimientos se alejó. Solo. Así se consumió a sí mismo, sin saber qué más hacer. El dolor era demasiado, podía señalar perfectament...