2. El chico misterioso

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Esto estaba yendo demasiado lejos, no podía ser cierto, necesitaba escapar de ese lugar, necesitaba un lugar seguro, pero a dónde huir si ya no tenía más familia, esos malditos acabaron con la única familia que le quedaba. Sus padres muertos, sus hermanas estaban desaparecidas, así que no podía contar si estaban vivas o no, pero realmente esperaba que ellas estuvieran a salvo, siempre decía que prefería que a él le pasaran las cosas que a sus hermanas. 

A lo lejos pudo ver unas montañas altas, viendo como se escuchaban los gritos de esas personas no la pensó dos veces, subiendo a un árbol y como si de un mono se tratara, brinco de rama en rama por los arboles, esperando llegar más rápido que los cazadores. 

Al ya estar más cerca toco sus botas para darles un poco de magia, con un impulso, brinco para trepar la montaña, solo escucho disparos al brincar al otro lado, viendo que pudo cruzar, intento correr hacía la aldea que se miraba en frente, pero solo escucho una explosión que lo mando volando hacía unos arbustos. 

Esos malditos habían podido cruzar la montaña, sintió un temblor en la tierra, corrió todo lo que podía, se estaba cansando. Ya no le quedaban muchas fuerzas para poder continuar, llegó a una casa de dos metros, decorada muy hermosa, se volteo para ver a los cazadores, estaba acabado, tenía que hacer algo, entonces lo único que le quedaba era pelear, no podía dejar que las personas que vivían en esa casa las lastimaran por su culpa. 

De su manga saco una varita de madera, en el mango tenía un tipo de tigre con cola de una flor en ella, y en el palo tenía a un Camaleón y un reloj de arena.

-¡Max Sentinam!- Gritó apuntando hacia los cazadores, haciendo que una gran explosión se escuchara. 

Los cazadores salieron volando, algunos se agarraron de unos arboles, se escucharon algunos gritos, volteó hacía atrás, pudo ver a unas personas, se miraba a un niño y a unos adolescentes junto con adultos.

-Mierda.- Susurró viendo a la gente, volteó hacía los cazadores quiénes lo apuntaban con pistolas, al ver que disparaban levanto una mano al frente para hacer un escudo verde, protegiéndolos tanto a él como a ellos, viendo que dejaron de disparar apunto con un dedo al frente. -Evanesco.- Dijo apuntando a los cazadores, una luz verde salió disparada hacía al frente, aventado a los cazadores, desapareciéndolos. 

No había quedado nadie. Cayo de piernas al suelo, jadeando fuertemente, escucho como le gritaban para llamar la atención, miro a la gente que había salvado, pudo notar a un hombre de cabello café obscuro largo un poco canoso, con una ruana verde, viéndolo con preocupación pero también con sorpresa. 

-Bruno...- Susurró siendo escuchado por todos, Bruno se sorprendió escuchando como el chico pronunció su nombre, el chico solo cerró los ojos para caer al suelo, ya no tenía fuerzas para seguir despierto, antes de caer inconsciente pudo ver como el hombre corría para atraparlo, después, ya no supo nada.

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Al ver que se iba a caer, corrió para alcanzarlo, pudo ver que su cabello brillaba, brillando con intensidad, apagándose lentamente, siendo de un verde esmeralda, lo agarro entre sus brazos abrazándolo, los demás solo miraban con asombro, no sabían lo que pasaba, solo miraban como Bruno abrazaba al chico como sí su vida dependiera de ello, vieron como se levantaba, agarrando al chico entre sus brazos como si no pesara nada y la verdad es que no lo hacía, bruno se dio cuenta de eso, se miraba desnutrido y eso no le gusto. 

Bruno se acerco a la casa para poner al chico en la cocina, los demás lo siguieron para ayudarlo, en donde estuvo la mesa ahora tenía una camilla, lo acomodó, Mirabel y Camilo fueron por agua, alcohol y unas toallas, Julieta fue por unas arepas para darle al chico, los demás se acercaron para ver si no tenía más heridas.

Lindo Camaleón [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora