Enséñame a vivir [Camren]

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Tras la visita de la madre de Camila, los encuentros entre Camila y los Jauregui no hicieron más que aumentar, la cantante siguió pasando todo el tiempo posible ellos pese a que no era fácil hacer coincidir sus horarios.

Camila no se había atrevido a dar el paso y aun no le había pedido salir a Lauren, tenía tanto miedo al rechazo que no había sido lo suficientemente valiente como para invitarla. Su madre no había dejado de insistir en que era evidente que Lauren también sentía algo por ella, pero el miedo de perderla la paralizaba por completo. Ahora a Ruth se había unido Sinuhe y ambas no dejaban de recordarle lo estúpida que era por no hacer ningún avance, pero quería hacer las cosas bien con Lauren y no tenía claro de si lo correcto era avanzar, así que por el momento estaba contenta con quedarse exactamente dónde estaba.

Aquella tarde quedaron para dar un paseo por el parque cuando Lauren terminó de trabajar y Wes llegó del colegio. Recordaron su primer encuentro y comieron sándwiches sin dejar de reír, pero el día empezó a nublarse y decidieron recoger sus cosas.

"¿Te llevamos a casa?" Dijo Lauren que sabía que Camila había ido en taxi.

"Oh, no quiero molestaros"

"Nunca nos molestas" Dijo Wes tomando la mano de Camila y comenzando a caminar. Camila no protestó más y dejó que la llevasen a casa. Se puso algo nerviosa pensando en cómo iban a reaccionar, siempre se habían visto en el mundo de los Jauregui, su casa, su barrio, el colegio... pero ahora iban a ver dentro del mundo de Camila y eso la asustaba un poco.

Unos minutos después cuando todos estuvieron situados en el coche Lauren lo encendió y se giró hacia Camila "Tú me guías"

Camila asintió. El viaje estuvo repleto de canciones, los tres no pararon de gritar y bailar al ritmo de la música, pero cuando Camila le indicó donde girar, solo dos voces siguieron cantando porque Lauren estaba tan impresionada con la urbanización a la que se dirigían que no podía pensar. Llegaron a la caseta de un guardia de seguridad y Camila le hizo un gesto a Lauren para que bajase la ventanilla.

"Hola Patt" Dijo Camila acercándose a Lauren para hablar con aquel guardia a través de la ventana "Estos son mis amigos Lauren y Wesley Jauregui" Continuó señalando el asiento trasero "¿Puedes ponerlos en la lista de admitidos, y el coche también"

Aquel hombre sonrió y apuntó en una lista la matrícula de Lauren y los nombres "Listo señorita Cabello"

Camila le dedicó una sonrisa y la barrera se abrió, si Lauren se había sentido insegura la primera vea que Camila vio su coche, ahora que conducía por delante de mansiones con coches de lujo aparcados delante, pensó que su pobre Toyota iba a implosionar por estar tan fuera de su hábitat.

Camila le indicó que parase "¿Queréis entrar? Se que mañana Wes tiene clase, pero son solo las cuatro de la tarde"

"¿Podemos mamá?" Dijo Wes observando la mansión que tenían delante.

"Está bien, pero no nos podemos quedar hasta tarde Wes"

El niño comenzó a sacarse el cinturón y salió del coche y Lauren hizo lo mismo, pero Camila le puso una mano sobre la suya.

"No quiero que me juzgues por esta casa"

"¿Por qué te iba a juzgar? Parece que es preciosa" Dijo Lauren confusa.

"No es un hogar. Es solo una casa. No quiero que pienses que esto es lo que soy y lo que me gusta... es solo que no quiero que pienses que soy así... mi estudio, mi estudio lo puedes juzgar, mi estudio soy yo, el resto es solo una casa"

Lauren no entendía muy bien lo que quería decir Camila, pero aun así asintió y las dos salieron del coche.

Cuando entraron Lauren tragó saliva, desde fuera la casa era impresionante, pero por dentro era aún más lujosa. Parecía que nadie vivía allí, sacada de una revista, pero cuando entraron en la cocina y Camila le enseñó los dibujos a Wes en su nevera, Lauren empezó a entender a lo que se refería la otra mujer. Aquella era solo una casa porque Camila no se había molestado en convertirla en su hogar. Caminaron por las habitaciones, todas estaban perfectamente decoradas, pero Lauren supo que la otra mujer no había diseñado absolutamente nada, todo lo habían elegido para ella.