9. ¿Eres omega?

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Chifuyu puso empeño en sus intenciones de autoengañarse con la excusa de "ya me esperaba esto".

Aun si estuvo empedernido en buscar a Baji y obtener alguna explicación válida sobre su repentino distanciamiento. Aun si trató desesperadamente de hablar con él ya sea en la escuela, la calle, o su edificio. Aun si en ninguna de esas ocasiones consiguió una respuesta.

Cuando visitaba el apartamento de Keisuke lo recibía su madre, ya luciendo una anticipada sonrisita nerviosa de disculpas y alegando que su hijo no se encontraba en casa. En ninguna de esas ocasiones se encontraba en casa, y en todas Chifuyu supo reconocer la mentira. Sin importar cuanto se esforzó en cruzar con él en la calle o en la escuela; como si ya todo estuviera metódicamente premeditado para evadirlo en cualquier momento.

Si dedicó tanto esmero en esquivar su presencia, de verdad debía querer repelerlo a toda costa, pensó. Así que solo decidió rendirse.

Estaba bien. Trató de autoconvencerse con ímpetu de la carencia de dolor, excusándose con que fue solo un coqueteo pasajero que siempre pasa en la adolescencia. Seguramente muy pronto otro alfa se interesaría en él con la misma necedad y Baji ya estaría ligando con otro omega, quizá más fácil de persuadir y que no le metiera tantas trabas innecesarias.

Desde luego no dolía, no se sentía usado, ni mucho menos decepcionado. Obviamente tampoco había vuelto a él la sensación de insuficiencia, ni pasaba varias horas de su día repasando una a una sus acciones para intentar dilucidar el error que cometió, tampoco era como si se atormentara preguntándose si su constante evasión y miedo al compromiso habían tenido la culpa.

Takemichi solía decirle constantemente que no era su culpa y que no hizo nada mal, pero Chifuyu estaba autoconvencido de que no dolía porque fue un amor pasajero adolescente. Muchos vendrían y muchos se irían. Era inútil ponerse a sufrir por alguien que quizá ni siquiera debía acordarse de él.

Y aun si los ojos le escocían con lágrimas reprimidas, aun si los labios le temblaban y se le atascaba un nudo en la garganta, se convencía de que estaba bien.

—Ya, Chifuyu... —Takemichi habló en un murmuro suave, pasando sus dedos entre las hebras rubias del omega que intentaba amortiguar sus sollozos entre el algodón de su almohada—. Ese alfa ni siquiera te merecía. Has tenido a mejores detrás de ti.

—Mira, te traje chocolates. Los chocolates ayudan a la tristeza, come uno —alentó Hina, que había acompañado a su novio en cuanto supo que el omega estaba sufriendo los estragos de un desamor.

Chifuyu despegó su cara de la almohada, pasando de inmediato su mano por sus mejillas en un intento vehemente por intentar limpiar sus lágrimas, a pesar de que estas seguían cayendo con insistencia.

—Fue mi culpa ¿verdad? No debí oponerme tanto. Debí ceder más rápido. Sabía que se cansaría de mi tarde o temprano —susurró con tonalidad apesadumbrada y con su voz cortándose entre silabas.

—¡Claro que no! —Hina declaró con firmeza—. Hay quienes no reconocen lo que tienen ni aunque lo tengan en frente.

—¡Exacto! Él es quien tiene que llorar por perder a un omega tan cotizado como tú. Quedaría sin palabras al ver la cantidad de alfas que están detrás tuyo —Takemichi apoyó con voz entusiasta y desalentadora.

Sin embargo, Chifuyu mantenía su semblante aliquebrado, sorbiendo con su nariz y apretando sus labios para amortiguar más sollozos.

—No hay nadie, Takemichi. Todos se van porque se aburren de mí.

—¡Pero, Chifuyu! Cualquiera que te conocería a fondo sabría lo genial que eres y algún día alguien lo reconocerá y te valorará —el beta insistió.

¿Puedo ser tu alfa? | BajiFuyu (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora