Capitulo 4

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Otro día más, otro día donde la monotonía me iba a consumir. Me levanté, me puse mi ropa deportiva, bajo las escaleras rumbo a la cocina cuando una voz lo sorprendió.

— ¿Papá ya vas de salida? —Se giro y lo vio, esos ojitos que te permiten ver el universo ante ellos. Esa mirada tan profunda y tierna que no pareciera que hablara con un chico de casi 18.

— ¿Sí hijo, dime necesitas algo? —Hablaba con él mientras tomaba mis cosas para salir. 

— No papá, ¿solo quiero ir hacer ejercicio contigo será posible? —Dijo con una cara que si no lo conociera podría asegurar que es un angelito, pero Dios si me han dado dolores de cabeza.

— ¿Y tus hermanos vienen? —Dije mirando al segundo piso.

— No papá, tú sabes cómo es monchi y tete, se quedaron hablando hasta muy temprano en la madrugada y solo se levantarán a estudiar —dijo con un poco de pena.

— ¿Y tienes todas tus cosas ahí? —le dije ya tomando las llaves y parado en la puerta.

— Si aquí tengo todo —dijo muy emocionado.

— Vamos entonces —le hice señas con la mano.

Me paré en las escaleras me puse la maleta cuadré el reloj, lo miré — cuando quieras arrancamos —Hizo lo mismo que yo, Empezamos a trotar cuesta arriba, a un mirador al cual todas las mañanas llegaba. Empecé suave porque era la primera vez que mi hijo me acompañaba, lo miró de reojo veo que iba bien así que empecé aumentar mi pasó. Subimos la colina que tanto me gustaba, pare un poco saqué mi botella de agua y me senté en una banca, mire a mi hijo y lo llamé

— Jk ven siéntate aquí, disfrutemos esto tan maravilloso que nos ofrece la vida. —nos sentamos juntos y miramos al horizonte donde ya se empezaba a ver el sol.

Era majestuoso ver todas las mañanas como el sol se asomaba por aquellas montañas, me recordaba todos los días que por más oscuro que fuera mi vida, en algún momento iba alumbrar el sol, iba a mejorar para darle un vuelto a la vida.

—Papá —llamó mi atención mi hijo, aún que miraba al pisó podía notar como su expresión cambiaba.

— ¿Papá tú no has pensado en enamorarte? —no quería cambiar mi cara, pero si me había tomado por sorpresa.

— ¿Por qué lo preguntas? —Le dije mirando al horizonte, para que él se calmara un poco y pudiéramos hablar tranquilos.

— Papá en estos años de vida no te he visto con nadie fijo y sé que lo tuyo con Momo nunca funciono, pero con mis hermanos no nos dejamos de preocupar por ti. Ya casi nos vamos a la Universidad, Momo va hacer su vida con alguien más y pues mi tíos también tomarán rumbos diferentes en algún momento. Y eso nos preocupa un poco —

Quedé asombrado ante sus palabras pues no sabía qué hacer, mucho menos que decir pues sabía que mi corazón le pertenecía a alguien, pero al pasar el tiempo no sabía quién era.

— Hijo siempre se los he dicho, ya llegara ese Hombre o mujer que cambié mi vida, solo que ahora tengo otra prioridades —No fue la respuesta que quería pues vi su cara de decepción, pero era la verdad a la que siempre me enfrentaba.

— Ven vamos, se me hace tarde para el trabajo y a ti para tus clases —Me levanté de la silla tendiendo mi mano para ayudar a levantar, lo acerqué con fuerza para darle un cálido abrazo.

— No te detengas por mí, si es lo que te detiene que ya la vida me sabrá premiar —Me abrazo tan fuerte que me dejo pensando en que momento en que momento se había crecido tanto.

Remeber MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora