En una mesa se acomodaron los travestis gracias a la invitación de algunos turistas. Había pasado el primer show de la noche, unos permanecían disfrazados, mientras otros ya vestían sus ropas de hombres, un poco extravagante, pero ropa masculina al fin. Se dispusieron las sillas alrededor de la mesa.
La terraza era amplia, se había usado en otros tiempos para actividades y recepciones familiares, ahora servía para la caza de extranjeros homo que venían al país buscando sexo, si pagaban mejor. Desde la barra los turistas trajeron bebida azul, Havana Club añejo siete años, cervezas cristal y cigarrillos H. Upmann.
Se descorchó una champagne que sirvieron en vasos de cristal con trocitos de hielo y las locas gritaron de emoción y brindaron por el despampanante espectáculo.
La China aparece oronda por la puerta de entrada, se ve fea, feísima, el aire de la avenida le ha alborotado la peluca, lleva una expresión de mierda en el rostro que da grima y fuma sin parar cigarrillos criollos que compró a menudeo en la cafetería de la esquina. Muchachito debilucho que es la China o Antonio Bernabé Flores, como lo bautizaron, no por casualidad, un 2 de Noviembre, día de los fieles difuntos. La China mantiene una expresión facial iracunda y si en verdad el rostro es espejo del alma, entonces la China parece un alma en pena, porque se ve fea, feísima.
- ¿Qué te pasó niña, que estás así desgreñá? ¿Tú no estabas presa?- pero la china no responde, arrima una silla y se sienta, y temblorosa toma un vaso y se sirve un trago de ron al strike, un trago largo que le raspa la garganta.
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Veinte pesos no son suficientes
Mystery / ThrillerAlejandro y Ernesto salen una noche a la caza de viejos yumas que paguen buen sexo en divisa, cuando se ven envueltos en un asesinato pasional. Esta historia narra la realidad desgarrante del mundo gay en un barrio marginal de la Habana, donde sexo...