Alejandro-10:50 pm

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Decidió acometer la faena dos horas después del cañonazo, así que despertó a Ernesto tirándole de la sabana.

- ¡Despierta Ernesto; hora de irnos!- y con un movimiento de cabeza responde atemorizado- Debemos salir, según lo indicado.

No es media noche y los vecinos duermen, así que no hay peligro que los vean salir y avisen a los del "CDR", total, la presidenta del comité vende gomas de bicicleta, por eso no se asustan y emprenden la marcha

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No es media noche y los vecinos duermen, así que no hay peligro que los vean salir y avisen a los del "CDR", total, la presidenta del comité vende gomas de bicicleta, por eso no se asustan y emprenden la marcha.

La ciudad parece desierta, en el olvido; y es raro que un sábado en la noche La Habana parezca inhóspita, como un pueblo de campo. Solo mujeres provincianas intentan sobrevivir ligando algún turista, ¡da igual del país que sea! El caso es que sea extranjero, que tenga acceso a los lugares que por derecho ellas no tienen, que les proporcione una vida más confortable para mantener a la familia.

 Solo mujeres provincianas intentan sobrevivir ligando algún turista, ¡da igual del país que sea! El caso es que sea extranjero, que tenga acceso a los lugares que por derecho ellas no tienen, que les proporcione una vida más confortable para mant...

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Piensa en cosas banales y le dice a Ernesto que se adelante, que no se quede atrás; él obedece.

Mete la mano en el bolsillo y se percata que no lleva el carné de identidad. El jefe del sector los ve pasar y se sonríe, piensa que están de regreso cuando verdaderamente van.

Quedan pocas cuadras para llegar al cine Payret, lugar habitual de encuentros entre los homosexuales de la zona.

Las mismas caras de siempre, una pareja conversa extasiada, una señora pasa vendiendo maní, síntoma de que todo anda bien.

- ¿Irán todos para el mismo lugar?- pregunta en voz baja y Ernesto responde que no sabe y que lo mejor es regresar. Evita contradecirlo para que se le olvide y lo deje tranquilo.

Saca un cigarrillo y mira a todos lados buscando con quién encenderlo. Un muchacho se acerca y le brinda una fosforera que enciende rápido para que se vaya enseguida.

 Un muchacho se acerca y le brinda una fosforera que enciende rápido para que se vaya enseguida

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Veinte pesos no son suficientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora