Legado Potter (Remus Lupin Y Tu)(LMDJ)

CAPITULO 8: "CALLEJON DIAGON"

El pequeño Harry se despertó, pero no abrir sus ojos, creía que todo era un sueño, un gigante y la mujer lo habían recatado, lo mejor que esa linda mujer era su tía, todo había sido tan perfecto, pero tenía miedo de que cuando abriera los ojos se diera cuenta de que estaría en casa y que se encontraría en su alacena, se sintió aún peor cuando escucho como tocaban la puerta. 

—está bien –rezongo Harry. –ya me levanto. 

Harry se levantó y miro al suelo triste, pero no estaba en su alacena, ese no era su piso. Levantó la vista inspeccionando que era un cuarto muy bonito, tenía colores rojos, azules y cafés claros. La puerta se abrió un poco y de ella se asomó un rostro muy bonito, era esa mujer. Era la mujer que lo rescato, la que había visto en el zoológico y la de quien tenía recuerdos.

 —hola, cariño –saludo la mujer con una linda sonrisa. –el desayuno está listo, ¿quieres bajar a desayunar conmigo?

La pregunta de la mujer fue respondida con un gran si, la mujer río bajo para tener todo listo, el pequeño la siguió contento. Harry se sorprendió cuando vio a Hagrid, el hombre le sonrió y mantuvo una plática con el pequeño haciendo que su tía sonriera al verlo e incluso río cuando vio a su sobrino sorprendido cuando escucho que se le tenía que dar dinero a la lechuza.
Cuando el pequeño de ojos esmeralda la miro, la chica se acercó para darle un beso en la frente, estaba tan emocionada de tenerlo ahí con ella, que incluso para ella era un sueño del que estaba totalmente segura, de que no quería despertar. 

—gracias por dejarme quedarme aquí, _____ –le agradeció el gigante a la chica. 

—no me agradezcas, Hagrid, es lo que menos puedo hacer por ti –le sonrió la chica. –nos ayudaste mucho en mis años de colegio. 

El hombre sonrió y el pequeño Harry empezó a preguntar sobre cómo le harían sobre el dinero, obviamente tanto como el hombre y su tía estaban totalmente ofendidos, ambos le respondieron, aunque su tía, le dijo que el dinero de sus padres se podría quedar para su futuro, si él así lo quería o para lo que él quisiera usarlo, pero también le comento que no tenía nada de qué preocuparse, porque con ella nada le haría falta. 

Aunque también pregunto sobre donde estaba el dinero sus padres, ahí fue donde Hagrid le hablo sobre el banco, aunque también su tía le respondió algunas dudas, hablaron sobre dragones y después de lo que necesitaría Harry.

—¿lo de siempre, Aurora Potter y Hagrid? –pregunto el hombre que atendía el bar donde habían llegado.

—no puedo, Tom, estoy aquí por asuntos de Hogwarts –respondió Hagrid.

—no, Tom, estoy aquí por los útiles de mi sobrino –le sonrió la chica encantadora.

—Buen Dios –dijo el cantinero, mirando atentamente a Harry. – ¿Es éste... puede ser...? –El Caldero Chorreante había quedado súbitamente inmóvil y en silencio. –Válgame Dios –susurró el cantinero. –Harry Potter...todo un honor. 

Salió rápidamente del mostrador, corrió hacia Harry y le estrechó la mano, con los ojos llenos de lágrimas.

—Bienvenido, Harry, bienvenido.

La señorita Potter sonrió con algo de melancolía, todos conocían a Harry e incluso el pequeño se acordaba de eso y a los magos eso les daba alegría, el de ojos esmeralda con cierta sorpresa miro a su tía, quien rió al ver esa expresión en su cara que le recordaba a su hermano. Vieron a un profesor, el cual era tartamudo y el conocía ____, lo saludo con amabilidad e incluso le dije que cuidara de su pequeño sobrino, el profesor hizo un gesto que se les hizo sin importancia y se fueron de ahí para empezar sus compras. Al entrar al Callejón Diagon, Harry miraba a todos lados, veia a las lechuzas e incluso vio a la Nimbus 2001. Fueron a Gringotts, donde fueron a la bóveda de cada uno: Hagrid fue a dejar su piedra y los Potter fueron a su bóveda cada uno.