9. Demasiado fácil

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—El plan tiene tres partes muuuy sencillas.

—Tu concepto de sencillo y el mío son distintos, Jimin.

—Sencillas de verdad, Garam. No te desvíes.

—No te desvíes tú y desembucha.

—Vale, impaciente... Primera parte: convencer a Tae para que venga con nosotros. ¿Ves como es fácil?

Fácil... Fácil era. Al menos la parte de convencer a nuestro amigo. No nos hizo falta suplicarle de rodillas ni prometerle seguridad; Tae aceptó tan pronto como Jimin le contó el plan. Y por contradictorio que fuera, intenté advertirle del peligro de no tener un proyecto pensado con más antelación, de los problemas en los que podría meterse, de lo que pasaría si le pillaba la policía... Pero nada le importó, porque aceptó de cualquier modo. Por eso estaba sentado junto a Jimin, en el asiento del copiloto de la furgoneta que el rubio conducía.

Supongo que, después de todo, no era la única que quería arriesgarse por Yoongi.

—Tae siempre se apunta a todo.

—Por eso es fácil, claro —replicó con una sonrisa—. La parte dos es un poco más complicada, eh. Pero confío en mis capacidades.

—Jimin...

—Que sí, pesada, que te lo digo ya: hay que investigar cuál es la empresa encargada de las cámaras de seguridad del KB. Eso es lo sencillito, claro, así que te lo dejaré a ti.

—¿Qué es lo complicado?

Puso los ojos en blanco antes de acercarse más a mi cara.

—Conseguir una furgoneta y un par de uniformes de la empresa. Esto es lo que nos puede llevar más tiempo.

No disponíamos de muchos días antes de que las imágenes de Yoongi se nos escapasen de las manos. Habíamos atracado sucursales de Kookmin Bank antes y sabíamos perfectamente cuál era su modo de tratar las grabaciones de seguridad: permanecían una semana en la sucursal (de lunes a domingo) y a las doce exactas del lunes, se borraban del banco y guardaban en la sede central treinta días más. Y como Jimin sabía eso tan bien como yo, ni siquiera se planteó esperar al atraco del banco para conseguir las imágenes; en tan solo cinco días la cara de Yoongi estaría en un sitio con muchísima más seguridad que una sucursal estándar, y no podríamos borrarle del sistema como pretendíamos. El tiempo iba en nuestra contra, pero lo más sensato era acudir directamente a la oficina implicada. Al menos, si queríamos conseguirlo.

De cuatro días, tardamos solo dos en dar con todo lo que necesitábamos. Como dijo Jimin, me encargué de buscar la empresa encargada de las cámaras de seguridad y su sede, y él hizo el resto. Al día siguiente tenía la furgoneta y dos uniformes, que eran los que llevaban él y Tae mientras conducíamos hasta el banco... el banco que atracaríamos en menos de una semana.

Quizá fue ese sentimiento el que me hizo estar intranquila todo el camino. O quizá lo fue que, por primera vez, Yoongi no era el que guiaba todos nuestros movimientos. Y por mucho que intentase confiar en la seguridad que destilaba Jimin, explicándole a Tae el plan de nuevo, había algo dentro de mí que me impedía creérmelo.

«La carretera sigue, Garam. Sigue recta. Míralo, el coche no se detiene».

—¿Y la última fase?

—Volvemos a lo sencillito: V crea un problema en las cámaras de seguridad, la sucursal llama, nosotros (que habremos pinchado el teléfono gracias a V) recibimos la llamada, acudimos y les solucionamos el problema a la vez que eliminamos toda prueba de que Suga estuvo ahí el martes. Fácil, te lo he dicho.

Mousetrap - myg, jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora