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¡Maldición! —el gritó de Win se escuchó por toda su oficina.

¿Que sucedió amigo? —cuestionó entonces Dew, acercándose a su escritorio.

Volví a perder los papeles del presupuesto, otra vez —respondió molesto el joven.

Amigo que tienes en la cabeza últimamente, ya te ha pasado esto más de cinco veces esta semana.

No lo sé amigo, no lo sé —afirmo este tirándose sobre su asiento.

¿No lo sabes o no quieres admitir que el inesperado viaje de Bright te molesto? —cuestionó Dew mirándolo.

Inesperado viaje, inesperado viaje —repitió el joven copiando de forma burlona a su amigo.

Al parecer si te molesto y mucho —afirmó entonces este riendo.

Solo cállate, y ve a imprimirme otro presupuesto —le ordeno el joven cruzándose de brazos.

Que mandón te volviste —afirmó su amigo mirándolo—. La próxima que vea a Bright le diré que no viaje más, porque tienes un humor de perros cuando el se va.

¡Solo vete! —grito entonces tirándole un bollo de papel en el rostro.

Pero lo que su amigo Dew decía no estaba para nada alejado de la realidad, porque Win de verdad estaba de muy malhumor, odiaba demasiado los viajes inesperados de Bright, los ha odiado los últimos tres años que han pasado juntos.
Porque aunque su relación había empezado como un juego, aquello no duró mucho, ya que pronto descubrieron que no querían a nadie más, descubrieron que todo ese deseo que los había unido al principio se transformó en amor, un amor sincero, y entonces su relación se convirtió en algo serio para ellos, algo muy importante, algo que cuidaban demasiado.

Y eso hacía que Win extrañe demasiado a su amado cada vez que se iba.

¿Cuando vuelves? —pregunto el joven mirando la pantalla de su teléfono, con un puchero en los labios.

Ya te dije que no lo sé Win —respondió el hombre del otro lado—. Sabes que es un trato importante para la compañía el que estoy por hacer aquí, tengo que quedarme hasta que terminemos.

Lo sé, lo sé —dijo el joven casi como queja—. Es solo que te extraño Bright, odio cuando te vas por tanto tiempo.

Son solo dos semanas.

¡Dos malditas semanas! —exclamó el joven molesto.

Vamos no te enojes, pronto volveré y te llevaré muchos regalos —mencionó ahora el hombre en el teléfono sonriendo.

No quiero ningún regalo, solo vuelve —respondió el joven triste.

Lo haré pronto, lo prometo... ahora tengo que irme —afirmó Bright—. Hablamos más tarde.

Claro, adiós.

Win cortó la videollamada y tiró su teléfono en la mesa que estaba frente a el, realmente odiaba que Bright se fuera, odiaba estar solo, pero tenía que soportarlo, sabia que no podía reclamarle nada, porque todo tenía que ver con el trabajo.
Luego de permanecer unos minutos recostado en el sofá mirando la televisión decidió ir a ducharse, y cuando terminó solo se acostó a dormir.

Algo no tan Común, pero Real.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora