IV.Namjoon

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Hyerin sonrió un poco cuando el castaño dejó un vaso de café frente a ella y tomó asiento al otro lado de la mesa.

—¿Y bien? ¿Qué pasa?—él alzó una de sus cejas. —Es inusual que seas tú quien me llame primero.

—Sí, siento eso, Namjoon—sonrió con cierta pena. —Es sólo que prefiero no molestarte, imagino que debes estar muy ocupado.

—Siempre me es grato escucharte. No podría estar ocupado para ti.

Hyerin desvió la mirada sintiéndose extraña con las palabras.

—La verdad es que quería verte porque quería despedirme de ti.

—¿Despedirte? ¿De qué hablas?—Namjoon lucía más que confundido y ella soltó un suspiro.

—Mi papá enloqueció y me obliga a ir Daegu con mis tíos por los próximos tres meses—dijo con pesar.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? Hyerin, era nuestra oportunidad para estar tiempo juntos; pude haber hablado con tu papá.

—No, ya es tarde y...bueno, ya sabes cómo es él; nadie puede hacerle cambiar de opinión. Me voy mañana—aquellas palabras le producían un terrible malestar y decepción de sí misma por haber perdido la guerra con su padre.

—¿Mañana?—el chico apenas podía creer lo que escuchaba. No había visto a su novia por semanas y de pronto ella lo había llamado solo para decirle que se iba.

—Es difícil para mí, ya sabes que odio el campo—refunfuñó. —No tengo opción y regresaré justo antes del inicio del próximo semestre.

Namjoon parpadeó, analizando sus palabras y terminó resignándose. Si era una decisión tomada no había mucho que pudiera hacer.

—Bien, supongo que habrá que esperar para vernos entonces—suspiró. —Por cierto, cuando regreses tenemos que ocuparnos de la fiesta de compromiso. Ya se había planeado.

Hyerin asintió enfocándose en beber su café para no ver la expresión del castaño.

—Sí, hablaremos de eso luego. Ahora, lamento no poder conversar más contigo, pero tengo aún mucho que empacar—se puso de pie.

—Claro—él sonrió un poco. —Por favor, al menos llámame o escríbeme de vez en cuando para saber que estás bien.

—Sí, de acuerdo.

Sin decir más, ella empezó a caminar para salir de la cafetería. Era aún inusual su relación con Namjoon, pero suponía que era normal al ser una pareja forzada.
Ella no sabía lo que era amar a alguien, pero estaba convencida de que no amaba a ese chico.

—¡Hyerin!

Se detuvo en la esquina de la cafetería y volteó extrañada al escuchar la voz llamarla.
Abrió sus ojos en sorpresa y desconcierto cuando Namjoon la abrazó tras correr tras ella.
Se quedó unos segundos inmóvil hasta que con torpeza intentó devolverle el gesto.
Abrazarlo no se sentía desagradable, pero tampoco podía disfrutarlo del todo. Ambos todavía eran como unos extraños jugando a tener sentimientos el uno por el otro y a pesar de llevar tres años de relación nunca tenían gestos de ese tipo.

—Ten un buen viaje—se separó y le dedicó una sonrisa sincera que resaltaba sus mejillas con hoyuelos. —Me gustaría que pudieras siquiera extrañarme un poco.

Hyerin sintió cierta culpa y volvió a pegarse al pecho de Namjoon. Escuchó su corazón latir y se dijo que quizá ese viaje iba a ayudarle a desarrollar más afecto y necesidad por él.
Lo esperaba porque después de todo tenía que hacerse a la idea de que ese chico iba a convertirse en su esposo en el futuro e iba a tener que compartir toda su vida con él, a pesar de que la idea no la entusiasmara mucho.

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princesa, ¿dónde quedó tu corona?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora