Cuatro. El pantano.

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Estábamos volando por encima de lo que parecía ser un pantano, que por muy extraño que parezca sentía que me llamaba y que tenía que estar cerca de él

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Estábamos volando por encima de lo que parecía ser un pantano, que por muy extraño que parezca sentía que me llamaba y que tenía que estar cerca de él.

—¡Aang, Lin! —nos gritó Sokka. —¿Por qué estamos descendiendo? —

—No me había dado cuenta. —dije desorientada.

—¿Qué? ni siquiera lo note. —dijo Aang.

—¿Ahora se dan cuenta? —volvió a preguntar.

—¿Pasa algo malo? —pregunto Katara.

—Se que va a sonar extraño pero creo que el pantano me está llamando. —dijo Aang.

—Si. —concordé. —Yo siento lo mismo. —

—¿Les está diciendo donde hay algo para comer? —pregunto Sokka.

—No. —dije.

—Creo que quiere que aterricemos aquí. —dijo Aang.

Al no estar todos de acuerdo decidimos que era mejor irnos pero de la nada un tornado venia detrás de nosotros, demasiado cerca para mi gusto. Fue tanta la potencia del tornado que casi se traga a Sokka, lo bueno fue que Katara actuó rápido y pudo tomarlo de la mano.

Aang salto hacia la montura donde los hermanos estaban mientras me dejaba las riendas a mí e hizo una esfera de aire que logro protegernos pero el tornado termino tragándonos e hizo que la esfera se rompiera, así que terminamos saliendo disparados de Appa y aterrizando en el agua del pantano.

—¿Dónde están Appa y Momo? —pregunto Aang.

Aang subió a un árbol para ver el panorama mejor mientras que Sokka, Katara y yo intentábamos ubicarnos un poco, aunque era prácticamente imposible al no saber dónde estábamos.

—Tienes una sanguijuela en el codo. —dijo Katara.

Pensé que me decía a mi hasta que vi que miraba a su hermano. Esa sanguijuela era enorme.

—¡¿Dónde, donde?! —dijo el.

Me apunte en el codo para que supiera.

La miro y comenzó a jalarla con dificultad.

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