Cap.#1: Más que una tonalidad

571 47 26
                                    

I

Año desconocido

—Mami, ¿podemos ir al centro comercial?

—Si terminas tus deberes antes de las cinco, te prometo que iremos a ver una película, ¿de acuerdo?

Darcy miró como su tierna hijita subía las escaleras con rapidez al darle un beso sonoro en su mejilla y prometerle que cumplirá con eso. Deseaba tener el mismo ánimo para salir de su casa.

Las cosas no habían cambiado casi nada desde que se enamoró de Lincoln, las personas la miraban con cierto asombro o no sabían cómo salir de la incomodidad al salir con su esposo o su hija.

II

Algunos años antes, no fue difícil poder salir con Lincoln. Siempre que iba donde Lisa, se topaba con él dado que daba frecuentes visitas a su hogar. No era como sus hermanas que decidieron dejar la ciudad para poder ser ellas mismas. Él era distinto.

Lisa no sabía bien cómo se debía actuar en ese caso, lo único que pudo hacer fue decirles que le causaba curiosidad su relación. Darcy le decía que eso sonaba algo raro y exagerado. Pero Lisa les dejó en claro que ciertas personas dejaban en claro sus pensamientos, pero sus obras diferían de ello. La negrita con el tiempo comprendió a lo que se refería su mejor amiga.

Cuando ella cumplió sus dieciocho años, ya llevaban dos años de relación, nadie más que Lisa y algunos amigos sabían de eso. Se querían demasiado, pensaron que ya era tiempo de decirlo a su familia.

III

—¡Qué linda jovencita! —decía una señora que se sentó con su esposo en una de las mesas de la sección de comidas del centro comercial.

—¡Muchas gracias, señora! —dijo la pequeña.

—Ese cabello rubio y esas hermosas pecas te dan un aspecto adorable —lo decía muy encantada.

La pequeña se sonrojaba por los halagos de la agradable viejecilla. Su madre estaba recogiendo las piezas de pollo y la hamburguesa que iban a comer, pudo percatarse de cómo conversaba esa señora con su hija, pero también predecía algo incómodo. Ya habían salido de la sala del cine.

—Ya está lo que pediste, Laura —dejaba la bandeja con dos alitas de pollo crujientes.

—Déjeme decirle que la pequeña es un encanto —lo decía muy alegre—. Su madre debe ser una mujer muy hermosa; la pequeña, su vivo reflejo.

—Soy hermosa como tú, mami —la muchachita abrazó a su madre.

La mujer se quedó mirando con una expresión de asombro enorme, ella pensaba que Darcy era la nana de la pequeña, jamás le pasó por su mente que fuera su madre. No dijo nada más y se sentó a platicar con su esposo sobre lo que comerían, trataba de no sentirse más incómoda y avergonzada.

Darcy solo abrazaba a su hija suspirando y agradeciendo que no le dijeran "niñera" de manera directa como en otras ocasiones.

IV

El nacimiento de Laura duró muchas horas, fueron momentos de angustia por parte de Lincoln y de hacer un esfuerzo sobrehumano por parte de Darcy.

El pasillo de aquel ambiente del hospital estaba repleto solo por Lincoln y su impaciencia que hacían que diera la apariencia de que cada sitio estaba ocupado porque no dejaba de pensar y dar posibles escenarios. No solo pensaba en el parto, pensaba en su entorno familiar.

Darcy media hora antes de dar a luz a su hija, empezó a llorar porque Lincoln no estaba a su lado en ese preciso momento, también por lo casi abandonada que se sintió por él en los últimos meses de su gestación.

En medio de ese evento, recordó cuando Lincoln y ella barajaron la opción del aborto, se reprendía a sí misma por haber tenido esa posiblidad en su maldita mente. Lo que la llenaba de rabia era que la tuvieron en cuenta por culpa de hacerle caso a los demás puritanos de clóset.

V

—¡Papi, tía Lola! —gritó de alegría la pequeña.

La pequeña se lanzó a abrazarlos porque estaban sentados juntos hablando sobre algunas cosas que ella ignoraba. Darcy sonreía alegremente al ver a Lola visitándola. Ella y Lisa eran de las que no tenían prejuicio o trataron de manera despectiva al enterarse del noviazgo con su hermano.

Lola había viajado por unos días a Royal Woods para visitar a su familia, y pensó en ir primero con su hermano y su familia, para después ir a su hogar y saludar a sus padres junto a Lily.

Mientras Lincoln escuchaba atentamente a su hija sobre lo que hizo con su madre en el centro comercial, Lola llevó a la cocina a su cuñada porque sentía que necesitaba conversar con una mujer. Darcy se sentía algo triste.

—¿Qué te sucede, Darcy?

—Nada, todo está bien.

—Te conozco, esa actitud mostrabas cuando Lana o cualquiera de mis otras hermanas te recibía luego de que conociéramos tu romance con Linky.

—En verdad no es nada.

Lola la sentó en una silla, la miró con seriedad esperando que dijera algo o que la mirara a los ojos. Darcy no sabía cómo evadir sus dudas y tristezas.

—A veces siento que... que... soy poco para todos.

—No lo eres para tú familia.

—Pero... ¿para la tuya o cualquier otra? Casi siempre al salir es lo mismo... cuando salgo sola con Laura, piensan que soy la niñera. Cuando salimos los tres, nunca se les pasa en la cabeza que soy la madre.

—¡Ay, mujer! Ya hablamos varias veces de esto. Sabes que no es tan común una relación y familia como la tuya con Lincoln. Es normal la sorpresa.

—No solo es eso, sería bueno si solo fuera eso. Los silencios incómodos y el cambio de conversación hacen más pesada la convivencia.

—Viejos prejuiciosos y puristas hay en todos lados, querida —se dio cuenta que Darcy se mantenía incomprendida—. Sé a qué te refieres, y no es que sepa que es lo que realmente sientes, pero así es el mundo.

—Lo sé, sé que lo que quisiera es algo fantasioso, pero... tan difícil es para esas personas decir: "disculpa, no pensé que eras su madre". Y yo decir: "no hay problema", y tener una agradable charla. Solo silencios incómodos y cambio de conversación, en el peor de los casos, se van sin decir nada y con una expresión de incredulidad.

Darcy se paró en el marco de la puerta de la cocina que estaba a unos pasos del sofá. Observaba fijamente a Laura, su hija. Ojos verdes, cabello rubio como su cuñada Leni, pecas en sus mejillas y otras partes de su cuerpo, piel muy clara casi pálida, pero... la personalidad era similar a la de ella de pequeña. A veces sentía que quizás le quitó la hija a alguien más.

Lincoln pudo sentir la mirada pensativa de su esposa, más tarde hablarían de nuevo sobre lo que sigue sintiendo. No es ajeno a ese sentimiento tampoco...

26/01/2022

PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora