¿Puedo preguntar, hyung?

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Jungkook acompañó de regreso a su novio y aprovecho que estaban solos para quedarse un rato con él. Ahora que su hermano por fin estaba aceptando que le gustaba aquel chico que le hacía mal tercio podía relajarse sin que Taehyung estuviera hablando por teléfono o mensajes con Jimin, también era una gran ayuda que no estuviera alrededor. A veces se sentía un poco mal por pensar así, sin embargo, se reponía rápido al recordar que no la estaba pasando mal, o al menos, eso pensaba, aún no entendía que le podía gustar de su hermano.

Al llegar a la casa del mayor, subieron a su habitación luego de saquear el refrigerador de sodas y la alacena de algunas botanas. El plan siempre empezaba con ver alguna película o serie, algunas veces era jugar algún videojuego mientras comían, cuando estaban en casa de Taehyung todo eso era una mera excusa, una costumbre por si había alguien en casa o por si Jimin necesitaba algo. Sin embargo, en esta ocasión, Jungkook dejó las cosas sobre el escritorio de Taehyung y en seguida se lanzó sobre él, lo tomó desprevenido por lo que no le costó nada dejarlo sobre la cama.

-Ahora que Jimin ya está con hyung no necesitamos hacer tiempo, ¿cierto?

Su mirada resplandecía como hacía tiempo no veía el moreno, sonrió pasando sus brazos por su cuello acercándolo más.

-Mi Jungkookie ha sido tan bueno y tan considerado que se merece un gran premio. – Su voz sonó seductora, pasó sus dedos por el cabello en la nuca de Jungkook y se acercó a rozar sus labios. – Te prepararé ramyon, mi chico bueno.

Deshizo el agarre de sus brazos y lo apartó, la sorpresa en el rostro del menor lo hizo estallar en carcajadas, este no tardó en volver a tomarlo del brazo para dejarlo debajo de él. Su expresión había pasado de dominante a la de un niño que ha sido engañado, más cuando ocultó su rostro en el cuello del otro.

-Hyungie...

-Ya, ya, Kookie... Hazme tuyo. – Murmuró en su oído antes de lamer su lóbulo y morderlo.