24. Decisión

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Estúpida luz, no me quería despertar, todo me dolía como si cada hueso de mi cuerpo hubiera sido roto y los recuerdos, Rao, los recuerdos eran lo peor, quería que me tragara la tierra, quería desaparecer, deseaba haber desaparecido con mi raza.
Mis lágrimas caían por mi cara y nublaban mis ojos mientras trataba de contener los sonidos ahogados de mi garganta.
Una mano comenzó a acariciar mi cabello y solté un respiro de alivio al ver que era Alex.
- Ya era hora de despertar-me sonrió- estás bien, tranquila- traté de mover mi mano pero estaba inmovilizada por un metal con algo de kriptonita en el centro y tubos sacaban y regresaban sangre después de pasar por una máquina, sin embargo mi otra mano estaba libre, Alex notó mi confusión Estamos limpiando tu sangre, pensamos que el gas que te echó aquel alien contenía kriptonita roja, entonces, hay que sacarla de tu cuerpo, fue bastante y estuvo mucho tiempo en tu sistema-suspiró - por lo mismo tardarás en cuararte un poco más de lo normal, en unas horas más estarás como nueva, ahh y cuidado con ese balazo que lo creas o no, te ha salvado- apunto con su dedo a mi abdomen y siguió acariciando mi cabeza y yo sólo asentí
- Gracias- fue lo único que pudo salir de mi boca, no tenía forma de expresar lo demás
-¿Quieres ver a Lena?- negué rápidamente con la cabeza- No se ha ido de aquí en - revisó su reloj- casi 12 horas, fue por café hace un rato
- Dile que vaya a casa, yo no puedo verla - sentí un dolor en mi mano retenida - auch -
- El dolor es algo normal, estás expuesta a kriptonita, iré por algo de anestesia a mi laboratorio

Salió cerrando la puerta.
- Alex dijo que no querías visitas- escuché su voz junto con la puerta abriéndose- pero espero ser una excepción - cerré los ojos evitando el contacto con los suyos.
- Kara, abre los ojos sé que estás despierta, vamos háblame - pero yo no podía, le había hecho daño y eso no me lo podía perdonar, comencé a llorar nuevamente - shh, tranquila todo está bien- su voz taladraba mi cabeza y las imágenes se repetían una y otra vez en ella, voltee mi peso al contrario de donde estaba
Lena para que se marchara.
-Solo sal, por favor, vete a casa - abrí mis ojos tratando de tranquilizarme
- No me pidas eso- Alex entró a la habitación a suministrar la anestesia
- Listo, aquí está, no te quitará el dolor pero disminuirá un poco la molestia, ahora no seas chillona- sonrió dándome seguridad- en unas horas podrás irte a casa, nada de locuras necesito que descanses para tener a la chica de acero recuperada al cien por si es necesario.- volvió a salir
-Lena, ve a casa, ya oiste que yo saldré en un rato-
- Nada de eso, esperaré a que te den de alta e iremos a tu apartamento- dijo dulce- ahora haste para un lado que me voy a acostar junto a ti lo quieras o no- acabó con un tono autoritario y le hice caso
Quedó un poco por encima de mi, donde mi cabeza quedaba a la altura de su clavícula y es donde acabé por romperme, sintiendo su calor y su amor, eso que yo lastime en mi locura
- Por favor perdóname, te amo, Perdóname por todo, por lo que hice por lo que quería hacer, por ser yo -
-Shhh, ya acabó estamos bien, todo está bien, no eras tú, no hay nada que perdonar -
Traté de terminar con el llanto pero era imposible, claro que era responsable del desastre que había hecho, pero iba a remediarlo empezando por poner a salvo a Lena.
Lloré hasta que volví a dormir y mi sueño se vio interrumpido por la hermosa sonrisa de Lena con las noticias de que podía ir a mi departamento.

Había tomado la decisión, conmigo Lena nunca estaría segura, por más que la amara, tenía que estar lejos de mi. Y eso me rompía todo por dentro.

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