𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟓. 𝐒𝐞 𝐠𝐞𝐧𝐭𝐢𝐥 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚

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Bartek se paró frente a la puerta, inhalando el aire a través de ella para asegurarse de que la Omega aún estuviera limpia, sin un solo rastro de otro Alpha o Beta.

A su orden la puerta se abrió y se encontró con una linda Omega peinando su cabello, sus ojos eran grandes y sus pestañas se inclinaban sobre ellos, era hermosa, perfecta, tan seductora como cualquier Omega, pero mucho más atrayente.

Sus feromonas eran débiles en el aire, aún así él podía sentirlas, llamándolo, incluso si esa no era su intención.

Los ojos celeste de la Omega se volvieron hacia él, con una mirada cargada de inocencia y temor, temor hacia él, lo sabía.

No era que odiara a la Omega o deseara su muerte, sinceramente, al verla por primera vez, supo que era su pareja, sus ojos eran idénticos, la misma dura frialdad de una mirada muerta y de misterio del pasado, esa que lo hizo rogar tantas veces, suplicar un poco de atención.

Ahora era su venganza.

Si era honesto, amo a Janica más que a su vida y orgullo, pero le dolía cada vez que ella lo ignoraba y lo trataba como si solo fuera una fuente de dinero y buen sexo, pero cada vez que lo miraba con preocupación su corazón se estremecía. Esa Omega tampoco lo miraba con amor ni preocupación, él esperaba de una Omega el sentimiento nato de amor a su Alpha, pero no, seguía siendo la misma mujer desinteresada hacia él, pero esta vez, en lugar de desprecio era miedo lo que había en sus ojos.

- ¿Alpha? - El castaño trago seco cuando recibió esa mirada decaída de la Omega pelirroja, sabiendo, en el interior, que ella era un poco diferente esta vez, ahora ella si se preocupaba al menos un poco por él, no lo ignoraba como antes, tal vez por culpa o arrepentimiento, pero era algo que lo hacía sentir mejor, sea cual sea la razón.

- Sal, vamos a cenar - Ella asintió temblorosa, jugando con sus dedos y bajando la mirada, sin atreverse a ver al Alpha que estaba imponente en el marco de la puerta.

Mayra siguió obedientemente al Alpha, quieren caminaba a paso apresurado por un corredor de aspecto viejo pero no descuidado.

La Omega observó con cuidado cada uno de los rasgos del pasillo, memorizando lo mejor que podía el olor y el camino que estaban siguiendo, algún rastro que le indicará que la salida estaba cerca, ya sea el pasto o algún árbol.

- No te atrases, Omega - La pelirroja corrió un par de metros hasta llegar al lado de Bartek, era demasiado rápido como para seguirlo de cerca sin trotar prácticamente.

Bajaron por unas escaleras de madera reforzada, era obvio que la casa o mansión, dado el recorrido, era antigua, aunque tenía un toque moderno en ella.

Todos los lugares que visitaron, a excepción del cuarto en el que ella se quedaba, tenían ventanas a prueba de temporales, sofás nuevos, pintura brillante y un estilo un tanto minimalista.

Uno que le desagradaba.

Como Omega era hogareña, no era lo suyo los lugares fríos, era muy limpio, si, pero no era cómodo, se sentía más como un hospital que como una casa.

- A-Alpha - Su voz tembló llamándolo, después de tocar el suelo y dejar atrás el último escalón.

- ¿Hum? -.

- Además de ti, el otro Alpha que vi y los betas, ¿Alguien más vive aquí? - le interesaba saber cuántos ojos tendría sobre ella más bien.

- Antes, vivía una mujer aquí, pero supongo que ya lo sabes, eras tú - Mayra se mordió los labios, queriendo protestar pero solo bajo la cabeza, siendo sumisa a cualquier acusación estúpida que diera el Alpha.

Después de un par de habitaciones unidas por marcos sin puerta y con muchos cuadros, sintió el olor de la comida en un comedor limpio y amplio, con demasiadas sillas para pocas personas y mucha gente sirviendo platos.

- ¿Vendrá alguien más? - Bartek alzó una ceja hacia la Omega, casi como diciéndole que no fuera estúpida - L-Lo digo por... Eh... La comida, hay mucha -.

- Está bien, los Alphas comemos mucho, supongo que los Omegas también - Su tono al hablar y su mirada, paseando por su cuerpo, le dieron a entender que ese era un comentario sarcástico - Pero bueno, si es lo que necesitas para sobrevivir - Se encogió de hombros, sentándose en la punta de la mesa e indicando a la pelirroja que se sentará a su izquierda.

Mayra suspiró y se sentó donde le habían indicado, sabiendo que esa era una posición sumisa, estando a su izquierda, siendo fácilmente descartada.

Bartek empezó a comer elegantemente pero en grandes cantidades, cordero, pavo, verduras frescas y platos exóticos.

¿Acaso eso comía siempre la gente rica?, Ella apenas conocía un par de platos y verduras allí.

Se limitó a tomar un trozo mediano de ternera y ensalada surtida, algunas papas y también un poco de budín.

- ¿Es todo lo que vas a comer? - Primero insinuaba que estaba gorda y luego decía que no estaba comiendo suficiente, definitivamente era alguien inestable

- Si, alguien dijo que estaba gorda -.

Cuando escucho un fuerte golpe en la mesa causado por un puño tuvo ganas de coserse la boca.

- ¿Quien dijo eso? - Bartek parecía realmente enojado por el hecho de que alguien insultó a la Omega.

No, ese no era Bartek, era el Alpha de Bartek.

Mayra por un segundo tuvo la esperanza de poder comunicarse con su Omega, pero al parecer la comunicación no estaba restringida, sino disminuida, y ella no tenía una conexión tan fuerte como para hablar con ella.

Aunque si hablaba con el Alpha de Bartek eso podía ser bueno para ella.

- B-Bartek... Él mencionó que comía demasiado y pensé que sería mejor estar más delgada - El Alpha frente a ella tenía los ojos completamente negros, incluso la esclerótica, era imponente, un Alpha real.

Tal vez incluso él podría ayudarla si hacía que él la quisiera.

- Tú estás bien, Omega, no puedo saber aún si eres o no mi pareja, tu olor está oculto, pero, por ahora, me encargaré de cuidarte como lo haría un buen Alpha - El Alpha acarició la mejilla de la tierna pelirroja.

No lo sabía, realmente no sabía si ella era su pareja, a su Alpha pudo reconocerla desde toda su vida, pero ella era tan parecida, tenía una mirada tan parecida, nunca había tenido de compañera a una Omega ni se había interesado por ellas, pero luego de la traición de su Alpha no estaba dispuesto a dejar que su contenedor arruinara su oportunidad de tener una familia y si era posible, de hacer que esa Omega fuera su compañera es sus próximas vidas.

El olor de esa Omega era seductor y sofocante pero maternal, ella sería una buena madre, era inteligente, lo suficiente como para poder criar Alphas aún siendo Omega.

Se daría la oportunidad, si esa Omega era un regalo, no iba a desperdiciarlo.

El problema era su estúpido contenedor.

Con una sonrisa se despidió de la Omega, dándole un claro mensaje a su contenedor.

"Se gentil con la Omega, o te romperé los huesos desde adentro".

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Buenas mis pequeños querubines 👼🏻

Hace mil años que no subo caps de este libro pero hace poco me vino la inspiración y subí tres porque quiero.


En fin espero que les guste y eso bye

(A todo esto si tiene incoherencias y faltas ortográficas me avisan porque hace tanto tiempo que escribí esto que ni me acuerdo de qué mierda se trata)

La Cárcel Del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora