Después de terminar la cena, ambos estaban reposando la comida en espera del postre, aunque era un espacuo bastante incómodo teniendo en cuenta que aquella comida se basó en la Omega devorando todo lo que podía y Bartek criticando para sus adentros todo lo que ella hacía, porque por mucho que él fuera el contenedor, no podía desobedecer a su Alpha o correría peligro, así que desde ese momento debía cuidar y alimentar bien a la Omega.
Fue realmente molesto para Bartek tener que olfatear a cada segundo las feromonas sutiles que iba dejando la Omega, era molesto porque eran dulces, seductoras y deliciosas pero le enojaba saber que no eran exactamente para él sino para el Alpha dentro de él, era al Alpha al que intentaba seducir.
Pensaba para si mismo como ella podía fingir ser inocente, mientras que por dentro era una perra que seguramente le abriría las piernas a su Alpha interno en cuanto pudiera.
Mayra solo se fijó en los cubiertos y en el entorno, le importaba poco porque ese castaño la estaba mirando con rabia, solo sabía que al menos al Alpha le gustaba, eso era algo bueno, necesitaba tener a la mayor cantidad de gente de su lado para poder escapar.
Su mirada azulada centro fuertemente en el cuchillo a escasos centímetros de sus dedos, la adrenalina se apoderó de su corazón, preguntándose a si misma si estaba bien, si acaso era una buena idea, si acaso sería descubierta.
Bartek sospechaba q algo le pasaba a la Omega, su ritmo cardíaco era audible incluso para él, pero estaba harto de prestarle atención, estaba harto de sentirse el niñero de aquella pequeña lobita que, aparte de adorable, era fría como el maldito hielo que escarchaba las ventanas de aquel antiguo lugar.
La pequeña Omega pelirroja intentó pensar lo más rápido que pudo, pensar en todas las posibles consecuencias de aquella decisión.
Incluso si lograba, en un caso hipotético tomar y esconder aquel arma bajo su ropa, ¿Realmente no sería descubierta?, ¿El metal realmente no sería algo extraño en ella para el olfato de aquel alpha que la apresaba?, y si todo resultaba a favor de ella a pesar de las dificultades, ¿Que haría con eso? Era una Omega, apenas le serviría como defensa si el castaño intentaba atacarla o abusarla, pero probablemente no le haría ni cosquillas.
De pronto un ruido alerta a ambos lobos, Jankiel entró en el enorme comedor seguido por dos betas.
- Tenemos un problema urgente - El Alpha rubio casi jadeaba y su ritmo cardíaco estaba acelerado, su rostro demostraba nerviosismo.
- ¿Que tan urgente? - Si bien Bartek no disfrutaba por completo la compañía de la Omega, de alguna forma su olor lo relajaba y deseaba que fuera así por el mayor tiempo posible.
Pero no iba admitir que le gustaba estar cerca de ella.
- Muy, muy jodidamente urgente - Al rubio no le importaba que tan cómodo estuviera su amigo, esto ya era un asunto mayor, y la Omega no era prioridad en ese momento.
El Alpha de ojos verdes simplemente resopló dirigiendo sus pasos rápidos fuera del enorme comedor.
- Volveré, espera aquí - La pequeña simplemente asintió sonriendo un poco.
Apenas aquellos Alphas abandonaron la habitación y la pesada puerta de roble se cerró detrás de ellos, Mayra soltó un suspiro desde los más hondo de su estómago.
Sus manos temblaban y se dirigieron a su pecho tratando de calmar la agitada y exhausta respiración que se escapaba de su pequeña boca.
"¿Que hice?"
"Supervivencia"
Esa palabra fue la que impulso su desesperado acto, el impulso de, apenas Bartek se volteó, esconder el cuchillo entre sus muslos, deseando que nadie hubiera notado ese rápido hurto.
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La Cárcel Del Lobo
WerewolfMayra siempre obedeció a sus padres, a pesar de su conducta terca y rebelde, su instinto la hacía obedecer, no tenía más opción, era una Omega. Pero ella decidió desobedecer una vez. Una tan sola vez quería una probada de la libertad que tendría cua...