«¡¿Quién eres tú?!»

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SERENA:

Dos años más tarde....

Pese a que estaba a nada de terminar de empacar mi última maleta, aún seguía sin poder creer, que el tan esperado día, ya se había llegado al fin. Estaba a cuestión de horas de por fin independizarme, para comenzar a vivir mi tan ansiado sueño. Lo había estado deseando desde que mi primo Andrew nos había dado un tour por aquella ciudad. Pues él había partido a vivir en Wisconsin, desde ya hace tiempo, para también cumplir con sus sueños. Desde el principio me había encantado la ciudad, me había fascinado el hospital, así que me había esforzado al cien, tanto para ahorrar el dinero suficiente, como para terminar mis estudios de enfermería lo mejor posible y hacer mi mejor esfuerzo en el hospital de aquí, el cual me dio mi primera oportunidad de trabajo, para así luego, ya con más y mejor experiencia, ingresar una solicitud de trabajo, aspirando a una plaza fija y estable en ese lugar. Desde luego que pensé que, por no ser de esa ciudad, tal vez no tuviese la oportunidad de que me ocuparan en aquel hospital tan importante, pero hace unos días, tras revisar mi correo, me llegó la increíble noticia, y sin dudarlo la acepté. Así que más que contenta, no había tardado en llamar a una amiga de la infancia que, por pura suerte y también por cuestiones de trabajo, se encontraba viviendo allá, pues necesitaba solicitar de su ayuda, para con su oficio y experiencia, me encontrara, aunque sea por unos meses, un departamento o casa rentable para pasar mi estadía. Ya después, a lo mejor vería la opción de comprar algún buen lugar, pero eso ya sería luego de establecerme bien. Estaba cerrando por fin mi última maleta, cuando de pronto mi celular timbró, y al mirar la pantalla, y ver que quien me llamaba, era mi amiga Lita, alegremente atendí. Deseando que fueran buenas noticias las que tuviese que darme.  

—¡Hola, amiga! ¿Cómo estás?

—¡Hola Sere! Yo bien, ¿Y tú? ¿Ya lista?

—Yo estoy bien también, y más que lista. Ahora, no es que te quiera meter presión, pero no me has llamado últimamente, y espero que esta vez que lo haces, sea para decirme que ya me has encontrado un apartamento, casita, o al menos alguna cueva o cuchitril, en donde pueda dormir —mi amiga rio.

—Jajaja. Pues veras, sí, sí te conseguí un departamento, y lamento decirte que no, no es un cuchitril —bromeó y ambas reímos. —De hecho, estas de suerte, porque pese al tiempo medido que me has dado para buscar, te he conseguido un apartamento, muy bonito y espacioso, y lo mejor es que lo están rentando amueblado. Tal como me rogabas que encontrara. Cuenta con todos los servicios ya pagados, pero lo mejor de todo, es que está muy cerca del hospital donde trabajarás. Se me hace el lugar ideal para ti. Pero tu aun tienes que darle el visto bueno, para saber si cerramos ya el trato. ¿Cómo ves? ¿Si te animas?

—¡Claro que sí, Lita! De hecho, como ya te había comentado, hoy estoy viajando para allá. Así que cuando haya llegado a la ciudad, te aviso, ¿Sí? Aunque aún sin haberlo visto, y como bien dices, pese al poco tiempo que te di, sé que conseguiste el mejor sitio, con las necesidades que buscaba, y además a un buen precio. Sabes que creo en tu criterio y buen ojo para eso, amiga. Por algo eres una de las mejores en tu trabajo.

—Own. Gracias, amiga. Sabes que sí. Si hago lo mejor por mis clientes, hago mucho más esfuerzo por mis conocidos, especialmente por mi mejor amiga. Así que dime, ¿A qué hora llega tu vuelo? Con gusto pasaré por ti al aeropuerto. Tengo tanto tiempo sin verte, que seré inmensamente feliz de saber que ahora te tendré más cerca, para así poder charlar mejor de todo lo que nos hemos perdido.

—Bueno, yo no te quise decir que pasaras por mí, para no ser tan encajosa... —la escuché resoplar.

—Ni lo digas. Sabes que para nada es una molestia. Al contrario, lo hago con todo gusto. Ya te dije, te he extrañado demasiado, y no quiero desperdiciar ni la más mínima oportunidad de tiempo para estar contigo. Además, seamos sinceras, con lo torpe que eres para dar o buscar direcciones, ¿Tú crees que puedas llegar al sitio al que te diga? —reí, ahora comenzando a idear lo que iba a decir para molestarla.

SIN QUERER... ME ENAMORÉ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora