«¡¿Celos?!»

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DARIEN:

Después de aquel extraño encuentro, y de nuevo sin saber cómo le había hecho, estaba ya ahora en la azotea, observando aquellas calles cercanas, mientras pensaba en todo lo ocurrido. Seguía sintiendo que era estúpido creer en lo que esa chica decía de mí, aunque prácticamente la verdad me parpadeaba como una luz luminosa frente a mis ojos. Pero, si era cierto lo que ella decía, ¿Por qué estaba yo así? ¿Por qué era este ser, aparentemente sin vida? Por más que trataba, no recordaba ningún accidente que hubiera tenido. Es más, no tenía recuerdos de nada. Era como si mi memoria estuviera encerrada en un baúl, y solo me faltara encontrar la llave que podría abrirla para que los recuerdos salieran y llegaran de nuevo a mí. ¡Me sentía tan frustrado! Tan inútil... De repente, no sé por qué, pero mis pensamientos cambiaron y empecé a pensar en la chica que conocí hoy; En Serena. A pesar de toda esta confusión, me había percatado de lo hermosa que era. Su piel blanca como porcelana, esos labios rojos y delineados, que te invitaban a besarlos. Inmediatamente llegó a mi mente, el recuerdo de cómo me había quedado hechizado momentáneamente al verla mordisquear inocente y suavemente su labio en más de una ocasión. Al parecer en un gesto nervioso que inconscientemente tenía al sentirse tímida. Esos ojos, que estoy seguro de que, si estuviese realmente muerto, ella ya me hubiera mostrado el cielo. Y ese cuerpo... Dios... El lado lujurioso que existía comúnmente en todo hombre salió a relucir, pese a no quererlo, e incluso me hizo cerrar los ojos para volver a ver en mi mente ese recuerdo. Pues a pesar de que la había conocido justo en el momento en el que llevaba ya la toalla puesta, y por lo poco que vi, intuí que tenía un cuerpo hermoso, suave. Se apreciaba fácilmente y bastaba ver a través de sus ropas, cuando ya estuvo vestida, para saber que era una chica guapa y sexi, de muy generosas curvas.... En seco, frené mis pensamientos, y abrí los ojos de golpe, a la vez que confundido fruncía el ceño. «¿Hermoso? ¿Guapa y sexi? ¡Por dios, Darien! ¡¿Que te pasa?! Apenas la has conocido, y ya esas pensando todo eso.... Es más, diría que ni siquiera tienes el privilegio de ponerte a pensar así, cuando ni te puedes considerar un hombre ahora con todo esto que te esta pasado. No, no y no. No puedes tener ese tipo de pensamientos, ¿Me escuchas bien? No cuando amas profundamente a tu esposa...»

De pronto me quedé en shock, y hasta se me fue el aire, como si alguien me hubiese dado un duro golpe en la boca del estómago, justo cuando terminaba de reprenderme mentalmente. Fue toda una revelación la que se presentó ante mis ojos. Por escasos segundos, sentí como una idea concreta y clara, se escapó mágicamente de ese baúl que persistía en guardar a llave mis recuerdos. ¡Ahora la recordaba! Su bello rostro. Su largo y oscuro cabello, su cuerpo... Se apareció y deambuló en mi cabeza, e incluso cerré nuevamente los ojos, pero esta vez lo hacía para detallar aún mejor esa otra imagen. Mi Setsuna. Mi amada y exquisita diosa. Abrí de nuevo los ojos y tragué el nudo grueso de saliva que ahora recorría dolorosamente mi garganta. Pues a mi pesar, y borrando mágicamente la felicidad que sentí por escasos segundos, pude recordar también, todo el sufrimiento que viví tras su partida. ¿Acaso iba a ser así? ¿Iba a recordar más cosas, poco o poco, o por qué solo me había llegado el recuerdo de mi esposa y todo lo que sufrí tras su partida? ¡Ay no, pero de veras que lío! Mejor decidí dejar de martirizarme con preguntas miles sin respuestas, y mejor me puse a descifrar lo que, por ahora, verdaderamente me importaba. Serena me dijo que el apartamento, se lo alquiló supuestamente mi familia. Vamos, ¿Tenía familia? Mmm.... veamos... Al parecer, vagamente recuerdo que sí, pero obviamente no recuerdo su cara, ni quienes son. Resoplé frustrado. No sabía qué hacer. Estando en esta situación, solo siento que soy un inútil, en la investigación. Pues no sé por dónde buscar, ni por dónde empezar. Me la pasé divagando y pensando, en una y mil formas de obtener pistas para saber quién yo era, esperando con impaciencia a que me se escapara de aquel baúl, algún otro recuerdo como el que había tenido de mi Setsuna, pero no hubo nada, y mejor me llegó más pronto el amanecer. Por lo que suspiré con resignación. Hoy sería el día para comenzar el plan de búsqueda. Solo esperaba recuperar mi memoria, o al menos la mayor parte de ella, mientras Serena no estaba. Pues si recuerdo bien, que había dicho que sería hoy su primer día en su nuevo trabajo. Así al menos yo tendría ese tiempo a solas, para cuando la volviese a ver de nuevo, ayudarle mejor con mi situación.

SIN QUERER... ME ENAMORÉ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora