«¡¿Fantasma?!»

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SERENA:

Literalmente me había quedado boquiabierta, y un incómodo silencio se había instalado entre nosotros, luego de sus últimas palabras dichas. Estás aun seguían rondando mi mente mientras yo me vestía aprisa, pues por suerte, el hombre guapo y de ojos bonitos, no era ningún acosador, y a pesar de su pésimo genio, había tenido la caballerosidad de esperar a que me vistiera, para luego cuando estuviese lista, poder seguir discutiendo de este tema; Pero definitivamente algo estaba mal. O bien, él estaba mintiendo, o simplemente engañaron vilmente a mi amiga, pero era obvio que, si es que él decía la verdad, la familia del dueño había mentido y actuado a sus espaldas, por lo que la pregunta del millón era, ¿Por qué? ¿Acaso habrían sido capaces de mentir con algo tan feo como decir que tenían a un familiar muy enfermo? Y si era así, ¿Con qué fin lo habían hecho? Lita había dicho que realmente sí había visto mal a la que se decía ser su hermana, por lo que, ¿O era muy buena actriz, o entonces qué pasaba? ¿Quién era el que mentía y quien decía realmente la verdad? ¡Pamplinas, que lío! Y yo que hasta había sentido pena por la familia, pues lo poco que Lita me había contado, si me había pegado y hasta me había hecho sentir triste; Ya estando ahora sí vestida, y tras exhalar, fui directo a la sala donde él estaba esperándome. Lo encontré distraído, de pie, mirando por la ventana. Pero al momento en que escuchó mis pasos, se giró, con esa expresión dura, seguro que dispuesto y preparado para enfrentarme, pero antes de que el dijera palabra alguna, me le adelante y lo hice primero yo.

—Volví. ¿Y bien? ¿Qué haremos? Tú dices que eres el dueño, pero ¿Sabes? Realmente como que no te creo eso —seguí tuteándolo y él se cruzó de brazos.

—¿Aun lo duda? Créame, realmente soy el dueño. O dígame, ¿Es que acaso quiere pruebas de que digo la verdad?

—¡Por supuesto! Porque como te dije, yo acabo de rentar el apartamento. Tengo el contrato de alquiler en regla, te lo puedo mostrar si quieres. No sé si tu no estabas de acuerdo, o que esté pasando, pero si esto es una broma de mal gusto o son movimientos turbios, creo que me merezco una explicación. Porque yo ya di el depósito y el pago del mes. Además... —con aparente calma y ahora alzando su mano, me interrumpió, pues pese a tener autocontrol y seguir siendo respetuoso y formal, al parecer mis palabras, solo lo estaban haciendo enojar más.

—Espere. Dígame, ¿Quién fue quien lo puso en renta? Disculpe, pero exijo saber y ver ese papel. Porque perdóneme, pero todo lo que me dice me parece estúpido. No tengo porque mentirle. De verdad "YO" soy el dueño, pero si lo que quiere son pruebas, se las puedo mostrar, si eso la deja más tranquila. Pero eso si le digo, se me hace absurdo que pueda usted pensar, que yo haría tal cosa como mentir o rentar mi departamento, cuando yo aun sigo viviendo en él Alguien claramente está haciendo mal uso de mi propiedad a mis espaldas —el evidente problema que teníamos, y la forma en que seguía hablándome de "usted", de esa manera tan formal, estaba comenzando a exasperarme.

—Primero que nada, te pido de favor que dejes de llamarme tan correctamente. Ni tu eres tan mayor, ni yo soy tan pequeña como para que me sigas hablando de usted, ¿Quieres? —me entrecerró los ojos y se cruzó nuevamente de brazos, al tiempo en que una ceja se elevaba en su rostro. —Ahora, en cuanto a lo que estamos tratando, pues no entiendo, y sí, yo también quiero pruebas por favor, porque todo esto me tiene muy confundida. A mi amiga, según le dijeron que alquilaban el lugar, porque el dueño (o sea, probablemente tú) estabas en el hospital, y al parecer en muy mal estado de salud... —murmuré, y me quedé callada cuando esas palabras comenzaron a tener un extraño sentido, y vi que lo que le había dicho también le había impactado, pues su postura firme y envalentonada perdió fuerza y hasta trastabilló un poco. Su rostro perdió color, y hasta abrió los ojos enormemente. Pero al recomponerse un poco, me imagino que incrédulo, volvió a atacarme verbalmente. Esta vez, ya sin formalismos, y un poco desquiciado y fuera de sí.

SIN QUERER... ME ENAMORÉ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora