El cabello castaño se removía con cada paso que daba. Nuevamente, llegaba tarde, pero le importaba menos que nada para ser honestos.
Ritsu estaba decaído, con la cabeza mirando hacia el suelo y arrastrando los pies en el asfalto creando un sonido irritante. ¿El motivo? Afirmaba que en su audición le había ido mal... no, pésimo... ¡No! ¡Horriblemente horrible! Su hermano hasta lo echó de la habitación en la madrugada, completamente harto de escuchar sus lloros. Cuando el deprimido actor le preguntó si no lo dejaba dormir, simplemente le cerró la puerta en la cara acompañado de un comentario furibundo.
“Anda baja y prepárame un vaso con cloro, a ver si me muero y así no te escucho”
No le sorprendió la forma tan arisca en la que Kiyama le habló, a decir verdad, era bastante común entre ellos. Resignado, con la almohada bajo el brazo y la manta arrastrándose sobre la madera del piso, bajó hacia el salón y durmió como un tronco en el sofá.
Una nueva semana empezaba, para empeorarlo todo según él. Odiaba los lunes, como nadie, era el peor día de la semana, y a partir de hoy, se convertiría en su día oficial de la mala suerte. Recapitulando, supuestamente en su audición del viernes no le fue tan bien, el desayuno se le cayó al suelo y terminó por comérselo el perro, además llegaba tarde y finalmente tenía clase de matemáticas a primera hora, con el profesor que era igual a un ogro verde y amargado. ¿Algo más podría salir mal?
Oh, sí que podía, entrando al instituto, cuando sonaba el timbre, un pájaro le defecó el hombro.
—¡MALDITO ANIMAL!— gritó, con las miradas extrañadas de aquellos que se fueron de pinta sin entrar a clases y de los estudiantes que al igual que él llegaban atrasados. —No es cierto, contribuyes en la naturaleza y eres muy tierno... ¡Pero no tenías que cagarte justo cuando volabas encima de mi!
Un carraspeo a su espalda interrumpió su monólogo matutino, por unos momentos pensó que era el profesor de matemáticas que le tiraría una buena por no estar en el salón de clases, pero al girar, estaban dos muchachos que conocía, al menos de nombre, y parecían a punto de explotar por algo. El enano, de cabello naranja, aspiró con fuerza el aire por sus fosas nasales, y al mismo tiempo hizo una reverencia de noventa grados con su compañero.
—2... 3... ¡POR FAVOR, AYÚDENOS A ENTRENAR, GOENJI-SAN!— hablaron a la vez.
—¿Eh?— fue lo que pudo decir, tratando de descubrir por si solo el contexto de la situación.
—¡Sé que no nos conocemos de nada, y que solo compartimos salón de clases! ¡Pero por favor, ayúdeme a mejorar, usted jugó excelente el partido del sábado, Goenji-san!
—Hinata-san...— una pausa que desesperó al pequeño bloqueador central se interpuso en la oración —No sé de qué me estás hablando.
Blancos cuan papel, Kageyama y Hinata no se lo creían.
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𝐇𝐄𝐘 𝐒𝐓𝐔𝐏𝐈𝐃, 𝐈 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐘𝐎𝐔 ›› Tsukishima Kei
FanfictionSi le dieran una moneda por todas las veces que pensó que tendría un romance adolescente, no tendría ninguna. Algo triste, pero Izanami Koemi nunca se imaginó que su primer año de secundaria parecería una comedia romántica, que comenzó en la Clase 1...