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㇐¡KOI-CHAAAAAAAAN!㇐ la paz interior de la joven fue interrumpida por el potente impacto de un alto personaje contra su frágil y pequeña fisionomía

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㇐¡KOI-CHAAAAAAAAN!㇐ la paz interior de la joven fue interrumpida por el potente impacto de un alto personaje contra su frágil y pequeña fisionomía.

Regresemos unos cuantos minutos en el pasado. Habiéndose conocido en clase de lengua, Tsukishima y Koemi se sumieron en un silencio extremadamente incómodo, donde el rubio no sabía exactamente qué decirle a la castaña, y ella por el contrario evitaba sacar a la luz su forma tan mandona de trabajar en equipo. Como si hubiera sido ensayado, los dos miraron a lados contrarios buscando algo más interesante que pudiera impulsar a la comunicación, pero, lamentablemente, no pudieron con nada.

Resignada, la joven le escribió en un papel su número de teléfono y le mencionó al muchacho que podrían ponerse de acuerdo por mensajes de texto. Kei no contestó nada, pensando más bien en botar el papel a la basura y seguir con su vida, pero una voz en su cabeza le decía una y otra vez que como siguiera así, iba a reprobar. Agarró el papel, lo guardó en el bolsillo de su pantalón, e hizo una mueca de labios apretados, antes de que el timbre sonara indicando el descanso para comer. Él se fue por su lado, sin hacer siquiera alguna seña de despedida. Ella ladeó la cabeza, mentalmente recitando que tal vez su compañero no fuera alguien con muchos amigos o de muchas palabras.

Já, irónico que lo piense. Ella tampoco era de hablar, ni de tener muchos amigos a fin de cuentas.

Es así como dos minutos después salía de su salón al último con su bento en sus manos, anhelando una cajita de jugo de arándanos y tal vez un pastel. La ensoñación se fue tan pronto como llegó, pues el experto en teatro, a.k.a su mejor amigo, la embistió violentamente y luego se escondió a su espalda. Koemi frunció el ceño, algo molesta, aunque no mucho. ¿Pero como no enojarse? ¡Casi la hace tirar su almuerzo!

“¡Tienen todo el día detrás de mi! ¡Ayúdame a quitarlos de encima!”㇐ el desespero y la súplica bañaban cada uno de los movimientos manuales del Goenji. La respuesta que obtuvo fue de sincero desconocimiento, siendo el desbarajuste la principal mueca que formaba el rostro femenino.

㇐¡GOENJI-SAN!㇐ por culpa de esas voces el joven tembló a las espaldas de la castaña. ㇐¡Por favor! ¡Reconsidere nuestra propuesta!

El escándalo formado por los de primer año iba a hacer que seguramente los castigaran. ¿Qué hacían? ¿Por qué estaban tras Ritsu? ¿Qué hace Kageyama ahí? ¿Quién era ese joven bajito con cabello naranja? El montón de preguntas le causaban una migraña impresionante. Gritos iban de allá para acá y viceversa, de parte del castaño soltando denuestos a sus contrapartes, y las mismas suplicando en voz alta un mínimo de la atención del actor. Tan así era la potencia de sus voces, que el audífono de la pobre chica no soportó la sobrecarga de ondas sonoras, liberando un agudo pitido en su canal auditivo, lastimado su ya muy dañado tímpano.

Su rostro se contrajo en una mueca de sincero dolor, inevitablemente liberando un gemido angustioso, lastimero, que alertó a su amigo de la niñez. Goenji de forma inmediata, ignoró a sus compañeros de clase para colocarse delante de su amiga y acunar los sonrosados mofletes en sus manos. Una y otra vez repetía las preguntas “¿Estás bien?” “¿Es el audífono?” cuando la respuesta era más que obvia. En su defensa, de ambos hermanos, Ritsu se cayó de la cama cuando bebé, así que había que tenerle un poco de paciencia.

𝐇𝐄𝐘 𝐒𝐓𝐔𝐏𝐈𝐃, 𝐈 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐘𝐎𝐔 ›› Tsukishima KeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora