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2009

Los niños habían ido al patio por fin a jugar, los demás comían su almuerzo tranquilamente sentados y otros estaban aislados de todos sus compañeros. Nuestro querido niño de cabellos azules estaba en este último grupo, o mejor dicho... Era el único de su grupo, ya que veía cómo cada niño se divertía a su manera mientras él estaba aislado en una esquina.

Él deseaba poder jugar o sentarse con alguien a comer para así tener un amigo en especial, pero todos lo rechazaban... No querían estar al lado de alguien que les repugnaba y le hacían ver como un bicho raro.

Nuestro pequeño chico estaba como siempre en soledad, comiendo en silencio mientras escuchaba a los demás reír y jugar, ¿Por qué no podía divertirse como ellos?

Pasando diez minutos, un sonido percató sus tímpanos tras escuchar un fuerte ruido. Al estar cerca de la entrada del su colegio podía escuchar mejor de qué se trataba, por lo que se puso detrás de un árbol para luego asomar un poco su rostro y así poder prestar mejor atención al sonido mientras lo observaba.

Pasando unos segundos, notó que venían un hombre mayor con un niño, al infante consiguió reconocerlo enseguida al ver que se trataba de Kaito Momota, uno de los niños más gamberros de su clase, era tomado fuertemente del brazo por quien parecía ser su padre que le gritaba bastante molesto.

¡No te vas a librar de faltar a la escuela otra vez! ¡¿Entendido!?— El hombre al soltar dicho grito, hizo que su hijo lo mirara a los ojos con tremenda furia mientras el contrario observaba con temor y enojo.

S-sí, papá...— Al decir eso, el chico bajó la cabeza para mostrar un desánimo. Haciendo que el adulto empezara ha dejarlo de lado yéndose de la escuela, hasta que el niño de cabellos lilas recordó algo. —¡Espera, mi almuerzo!

Al escuchar eso, el hombre se detuvo para posteriormente mirarle de reojo. Sacaría un bento que llevaba en su chaqueta para posteriormente el menor acercarse a su comida para tomarla, sin embargo fue interrumpido al ver cómo su padre lanzaba los alimentos provocando que el arroz, la tortilla y los trozos de pescado que contenía el bento cayeran al suelo en frente de los pies del niño.

Ahí tienes, come del suelo como el tremendo cerdo que eres. Y una vez dijo eso, el hombre se iría caminando con las manos entre sus bolsillos dejando al chico solo.

Momota al ver toda su comida desperdiciada, miró fastidiado y apenado todo lo que estaba tirado. A penas había conseguido desayunar hoy tras hacer unos mandados para su madre, ¿Acaso se iba a morir más de hambre o trataría de tomar del suelo lo que no se haya ensuciado? Le daba igual, con desagrado empezaron a salirle las lágrimas y los mocos al llorar para posteriormente empezar a patear los alimentos mientras gritaba y maldecía a su padre.

Shuichi al ver todo aquello, se sintió igual de destrozado que él por ver dicha escena... Su padre era igual como el de Momota, sin embargo llegaba ha situaciones peores que lo dejaban marcado... No quería dejar al chico sin comida, así que sacando su bento tomó una manzana que le preparó su madre para luego acercarse al chico.

Em... Kaito... Nervioso de saber su respuesta, comenzó a rozar su pie contra el suelo varias veces hasta ver cómo el chico le miraba enojado mientras se trataba de limpiar la cara para no ver su estado.

¿Qué quieres, "vampiro"? Con suma arrogancia, volteó a verle dándole su apodo característico para no parecer débil.

𝙈𝙮 𝙙𝙚𝙨𝙥𝙚𝙧𝙖𝙩𝙚 𝙑𝙖𝙡𝙚𝙣𝙩𝙞𝙣𝙚'𝙨 𝘿𝙖𝙮 💌 (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora