19 | Resiliencia

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19 | RESILIENCIA

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19 | RESILIENCIA

Teodora no levantaba cabeza. En aquellos dos días desde que por fin se había instalado de forma definitiva en Lejre, había pasado la mayor parte del tiempo en su habitación y sin apenas salir de ella. Shaun, Laila y Tom por supuesto que la ayudaban, pero la guardiana estaba inmersa de pleno en un estado ansioso, oscuro y depresivo.

Pero aquello tenía que terminar pronto.

—Teo, levanta. —Laila le apartó las sábanas de encima con tono autoritario.

—No quiero. Ahora no, Laila. —Teo volvió a cubrirse con las sábanas. Sin siquiera mirarla, sintió como su amiga se sentó sobre el borde de la cama.

—Oye, ya sé que es complicado... Pero debes seguir adelante. Si no lo haces por ti, hazlo al menos por tu familia. —Escuchar aquello le dolía—. ¿Sabes cómo se sentirían si te vieran así?

—No, ¡no lo sé! —Teo se destapó la cabeza y le chilló a Laila—. No lo sé porque no estaré ahí para verlo. —Y de nuevo, unas lágrimas amenazándola con explotar en cualquier momento.

Otra vez.

—Lo siento. —Se disculpó Teo y sacudió la cabeza. Los ojos verdes de Laila fijos sobre ella—. Es que... No puedo sacarme de encima lo que deben sentir sabiendo que no estoy ahí. Pensarán que los he abandonado. Me he ido de la nada, Laila. Realmente los he abandonado —dijo con todo el dolor de su alma.

—Eso no va a pasar. —Laila agarró con fuerza las manos de Teodora mientras la miraba fijamente a los ojos—. Y te diré por qué. Porque ahora mismo te vas a levantar, serás una auténtica guardiana y le patearás el culo a Owen y a los suyos. Y cuando lo hayas logrado, volverás a casa, con tus padres. —Teo sonrió: las palabras de Laila le recordaban a la actitud de su abuela—. Tu familia lo entenderá.

—No estoy segura de ello... No es fácil contarles que hay otro mundo paralelo. ¿Sabes que hacen en mi mundo con las personas que cuentan cosas fuera de lo normal? Los encierran.

—Lo normal está sobrevalorado —dijo la rubia con indiferencia y se encogió de hombros. En parte, tenía razón—. Además, no vas a llegar a ese punto. Que hayas tenido que irte no significa que no puedas regresar. Puedes escribirles una carta e ir a tu mundo de vez en cuando para hacérsela llegar.

Aquello tranquilizó a Teo. Pensándolo bien, no era mala idea. Además, ni Laila ni Shaun ni Tom se merecían tener que soportarla así. No podía permitirse que su huida fuera en vano.

—Está bien —dijo después de unos segundos. A Laila se le iluminó el rostro como si hubiera estado esperando aquellas dos palabras de la guardiana durante mucho tiempo.

—¡Genial! —exclamó, abrazándola efusivamente—. Te prometo que yo misma te acompañaré al portal y te esperaré lo que haga falta cuando vayas a entregarles las cartas a tus padres. Pero ahora, querida guardiana, tienes una misión —dijo la elfo levantándose decidida. Laila caminó hacia el pequeño armario que había en la habitación.

CRÓNICAS DE LA MADRE TIERRA I: Los mundos de TeodoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora