Egoístas | DekuKatsu | [Finalizada]

II/III

La brisa del otoño acarició sus mejillas con suavidad, un suspiro salió de sus labios y formó vapor a su alrededor. Izuku lo quedó mirando hasta que el viento lo desvaneció frente a sus ojos. Dio una vista panorámica a su alrededor notando la ausencia de personas en la zona, apenas se podían escuchar los ruidos de la carretera a la distancia. Katsuki lo había llevado a un parque algo alejado del bar en el que se encontraron y luego se había marchado; "No te atrevas a largarte" fue su única advertencia antes de desaparecer por la esquina y dejarlo sentado en una banqueta con la única compañía del viento silbante.

Diez, quince, treinta minutos, esperó treinta minutos en la fría banqueta hasta poder ver de nuevo los cenizos cabellos de su ex compañero aparecer en medio de la brisa. Llevaba en su mano derecha una bolsa de plástico blanca y con la mano izquierda acomodaba su bufanda negra alrededor de su boca y nariz. Debía admitirlo, se veía realmente apuesto con esa gabardina color vino y sus cabellos revueltos, siempre había sido un omega bastante atractivo, pero no haberlo visto desde hace tanto tiempo provocó en Izuku que su nostálgica silueta resultase apetecible.

—Si vas a entrar en celo no lo hagas aquí, idiota—Escuchó a su lado a la vez que golpeaba su regazo con la bolsa de plástico— ¿Tú mamá no te enseñó a usar parches, Alfa idiota?

—No me haces ningún favor insultándome así, Kacchan—murmuró con el ceño fruncido dando un leve vistazo a Katsuki antes de husmear el contenido de la bolsa—. Y sí los uso, deben estar desgastados o algo. Llevo mucho tiempo fuera.

Izuku sacó con sus manos las latas de cerveza que aparentemente Katsuki había comprado en alguna tienda de conveniencia. Dio un vistazo a la marca y sonrió. Hizo un suave movimiento con su mano balanceando la lata hacia adelante y hacia atrás justo frente al rostro de Katsuki.

—¿Cerveza después de un par de copas? Qué romántico de tu parte.

—Cállate, no son para ti—Katsuki arrebató la lata de las manos de Izuku y la abrió en un rápido movimiento de sus dedos. El trago largo que le dio hizo un sonido gracioso en su garganta, después vino la reacción de gas en su expresión que procuró no dejar notar lo suficiente a los ojos atentos de Izuku—. Esta mierda es mejor.

Izuku deslizó la bolsa de sus piernas hacia el espacio que quedaba en la banqueta y aprovechó para descansar sus codos sobre sus rodillas, así miró hacia el frente aun conservando la tenue sonrisa en sus labios.

—¿Por qué me trajiste aquí? En el bar también vendían cervezas.

Katsuki apretó la lata en su mano y el sonido hizo que los ojos de Izuku lo miraran de reojo. La lata seguramente ya se encontraba a mitad del camino. No parecía que fuera a recibir alguna respuesta y tampoco lo esperaba realmente, estaban bien así si se lo preguntaban.

Katsuki estaba en silencio bebiendo una cerveza en compañía de Izuku después de siete años sin verse. Izuku podía sentir el manto de nostalgia que los envolvía en ese momento dentro de aquel pequeño parque con juegos infantiles que le recordaba a su infancia. Todo se movía de forma suave a su alrededor sintiéndose dichoso de cada segundo que pasaba.

Izuku conocía a Katsuki lo suficiente como para que siete años no hicieran la diferencia. Tenía la muy acertada sospecha de que el cenizo a su lado pretendía conversar de algo con él y aquellas copas y cervezas habían sido para conseguir el valor de dejar de lado su orgullo y atreverse a decirlo. Izuku solo tenía que esperar, y como el buen amigo que era lo esperaría, solo tenía que guardar paciencia y llegaría su momento.

—¿Qué mierda le pasa a la idiota esa con la que te casaste? —Izuku miró confundido al chico, vaya, eso había sido demasiado pronto según él. Apenas había terminado su primera cerveza y ya quería conversar. Tomó mejor posición sobre la banqueta y lo quedó mirando unos segundos con los labios separados listos para decir algo, pero antes de que Izuku se atreviera a cuestionar su pregunta Katsuki lo interrumpió— ¿En verdad la amas?