Egoístas | DekuKatsu | [Finalizada]

Extra II

Dedicado a: todas las personitas que apoyaron esta historia y deseaban un poquito más

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La pantalla de su celular despejaba a duras penas la profunda oscuridad de su habitación. Sus ojos recorrieron el contorno del rostro que aparecía en la portada de aquella noticia, una pequeña curvatura hacia arriba en la comisura derecha de su labio apareció casi imperceptible y sin su entero consentimiento. El celular se deslizó de sus dedos cuando éstos se volvieron laxos, dejó escapar un suspiro de cansancio que inundó el silencio del cuarto oscuro y frío.

Demasiado frío para su gusto.

Odiaba esos momentos donde la vulnerabilidad golpeaba con fuerza todo su cuerpo y lo dejaba sensible a cualquier estímulo, nostálgico y lleno de varios arrepentimientos. El "ojalá" se instala en su cabeza mientas una amalgama de emociones sucumben en su corazón y le hacen desear cambiar el rumbo de sus pasos ya recorridos, casi imposibles de borrar sobre el duro asfalto.

Dolía, a veces demasiado para ser tolerable, otras veces no tanto. Pero, en ocasiones como esas, dolía a tal punto que sus manos se entumecían y la garganta se resecaba, tanto que su vientre quemaba y sus entrañas le exigían devolver lo poco que había conseguido comer en todo el día.

Su celo lo volvía resentido con su pasado, le hacía ver en todo lo que se había equivocado mientras su lobo interno lo apuntaba como único culpable. Y era cierto, después de todo se había negado a aceptar lo que siempre fue, dando una batalla tanto interna como externa con toda esa cuestión del destino y los subgéneros. Katsuki lo odiaba por tener la razón, su lobo le había exigido aceptar que no era tan malo como él lo imaginaba, que seguiría siendo el mismo que fue antes de la aparición de su lado Omega, que no se reprimiera a tal punto de caer en la inconsciencia y el autodesprecio. Pero no escuchó, y en el camino fue lastimando a muchas personas que solo lo querían ayudar, a muchas personas que eran importantes para él, y a una persona en especial, que ahora era su más grande arrepentimiento, porque deseaba con todo su ser poder tenerlo cerca.

Durante sus años en la U.A Katsuki hizo todo lo posible por alejar a Izuku, a los sentimientos que él le generaba, a lo alborotado que se sentía ese lado Omega que tanto aborrecía cuando el Alfa se encontraba cerca. Transformó sentimientos agradables en odio, rencor, molestia y desprecio, todo lo que no dudó en demostrar y explotar frente a la cara de Izuku una y otra vez. Lo tuvo arrinconado varias veces, maldiciendo mientras se deleitaba con su aroma, disfrutando de la cercanía generada por una ardua y desastrosa pelea.

A pesar de todo, Izuku se mantuvo a su lado sonriendo y dirigiéndole la palabra como si nunca hubiera sido amenazado de muerte por él. Katsuki no entendía que había ahí, pero definitivamente era algo que no se iba a romper tan fácilmente, así que no podía optar por otra cuestión más que resignarse. Se resignó a aceptar su presencia en todos lados, de ver su figura siempre rondándolo y sus ojos atentos a cada movimiento que hacía, poco a poco fue volviéndose tan normal verlos juntos y discutiendo de forma animada que se hizo rutina y costumbre para todos esperar que algo pasara entre ellos dos. Y sí que pasó.

Aunque Katsuki seguía despreciando su lado Omega, algo en su pecho se volvía caliente cuando estaba cerca de Izuku, empezó a anhelar su aroma y a esperar los entrenamientos privados que guardaban con recelo para ellos dos, la cercanía que se formaba se volvió íntima y no deseaba que nadie más lo supiera, porque era solo para ellos, eran sus momentos especiales que jamás iba a terminar de aceptar. Izuku se volvió más tolerable a los ojos de Katsuki, y Katsuki fue más abierto con Izuku, algo se estaba cocinando ahí y Katsuki estuvo cómodo con la normalidad con la que se estaban dando las cosas, tan sutiles que apenas se notaba. Todo hasta que Asui se lo hizo saber.